¡Mi hermana, mi mujer, uf! - Epílogo a cargo de Ana
Fecha: 22/12/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... llegar a mi casa, empecé a encontrarme mal, con vómitos y mareos. Lo cierto es que en ese estado ya me venía encontrando desde hacía unos días. Yo no quería ir al médico, pero Dani se empeñó en llevarme y resultó que... ¡Estaba embarazaba de casi un mes! La ilusión que eso nos produjo fue indescriptible. ¡Qué alegría teníamos en el cuerpo! Dani enseguida quiso hacer preparativos como si el bebé estuviera a punto de llegar, hasta que yo le recordé que todavía pasaría un tiempo en llegar, al menos ocho meses.
Cuatro meses más tarde, cuando yo estaba prácticamente en mi quinto mes de embarazo y la tripita era ya evidente, nos llevamos una gran y muy grata sorpresa. Fue un sábado, a última hora de la mañana. Estábamos en casa Dani y yo con los niños. El, como siempre, trabajando en su estudio; yo trajinando por la casa y los niños en la calle, jugando. Entonces oigo que llaman repetidamente a la puerta: Los niños, pienso, y fui a abrir. Me quedé de piedra cuando allí veo, sí, a mis dos hijos, pero de la mano de mi madre. Quedé muda, un nudo en la garganta no me permitía hablar; pero tampoco era capaz de moverme. Y allí quedé, como un pasmarote, sin moverme ni hablar. Mi madre, con una tranquilidad envidiable, entró en casa. Me abrazó y me besó con el cariño que siempre lo hiciera, en tanto yo seguía incapaz de reaccionar. Me volvió a coger la cara entre sus manos, volvió a acariciarme, besarme… abrazarme mucho más fuerte que antes, acogiéndome entre sus brazos con esa ...
... incomparable ternura de madre. Yo entonces también la abracé cubriendo de besos su cara mientras rompía a llorar: Mi madre estaba allí, seguro que lo sabía todo ya, lo de Dani y yo, nuestro bebé... y ¿qué pasaría ahora, cómo se lo habrá tomado, cómo se encontrará ella ahora... le pasará algo... terrible? Yo lloraba, lloraba de dolor por mi madre que, de todas formas, a pesar de lo que por dentro llevara, me acogía con tanta ternura. Fue ella quien me sacó de ese trance.
¡Vamos, vamos Ana, mi hijita, no llores cariño mío, no llores que nada pasa; aquí tienes a tu madre para ayudarte en lo que sea preciso...! Vamos Ana, no seas niña, seca esas lágrimas y sonríe, por favor... No es hora de llorar, sino de ser feliz, estar contenta... ¡Vas a ser madre otra vez, hijita mía!
¡Mamá, mamá, perdóname, por favor... No pude evitarlo... Le quiero mucho... Por favor, perdóname... perdónanos!
Ana tranquila, no te preocupes por nada... ¡Anda nenita, alegra esa cara que aquí está tu madre para lo que necesites! ¡Haber qué sonrisa le dedicas a tu madre! Por cierto, ¿dónde está tu marido?
Las lágrimas me abandonaron, pero volví a desconcertarme cuando escuché la pregunta de mi madre.
¿Pero qué dices, mamá? Alberto y yo nos divorciamos hace años?
¿Tan loca crees que me he vuelto para no saberlo?.. ¡Aunque razones para salir loca, la verdad, es que últimamente no me han faltado! No, no me refiero a Alberto sino a tu actual marido, al padre del hijo que esperas. Vamos, a tu hermano ...