Mi mamá y sus cosas
Fecha: 15/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... mujer gorda, fea, si no lo hago con Mónica, ningún hombre me mira», me dijo llorando. «Tú eres una mujer muy atractiva mamá», le dije pasando mi mano por su cabeza, tratando de consolarla, «te vi desnuda y eres muy linda mujer», le seguí diciendo, «de verdad te gusto?», me dijo mirando mi cara con sus ojos llenos de lágrimas, «si mami, me gustas mucho y me gustaría que lo hagas conmigo y no con Mónica», le dije acariciando sus cabellos, «pero Luis, eres mi hijo», me respondió mirando fijamente mis ojos. Lentamente fue acercando su cara a la mía y siento sus labios en los míos. Me volvió a besar, haciendo que con su peso, quede acostado boca arriba en la cama, metiendo su mano dentro de mi pantalón y me acariciaba la picha, «mami», le dije al sentir su mano, «no digas nada, dejame hacer a mí», me dijo bajando mi pantalón, agarrando mi picha, y bajando el prepucio, se la llevo a la boca, chupando mi picha. Yo gemia, me retorcia de placer sintiendo como mi madre me chupaba la picha, era una sensación maravillosa, a mis 14 años me iba a estrenar con mi madre. Era tanto el placer, que casi sin darme cuenta me empecé a venir en su boca, a lo que ella empezó a chupar mas fuerte. Sacó mi picha de su boca y la lamio toda, «que rica ...
... leche que tienes», me dijo habiendo tragado toda mi corrida. Se puso en pie, se levantó su falda y se quitó los calzones, se tumbó sobre la cama de piernas abiertas, dejando que le vea su peluda chucha, abriendo sus labios, me hizo meter mi boca y me decia como tenía que chupar su peluda y mojada chucha. Era un sabor tan extraño, pero tan rico, el olor que le salía de su chucha, me hacía poner loco, y chupaba con fuerza, la lamia toda, es indescriptible lo que sentí chupando su chucha. Cuando se dio la vuelta y se abre sus enormes naldas, vi su chiquito, abierto, muy abierto, oscuro, con pelos a su alrededor, el olor que tenia, me volvía loco. Metí mi cara entre sus nalgas y empecé a lamer y chupar su chiquito, escuchando los gritos de placer que daba mi madre, dejando de abrir una de sus nalgas, acariciaba y se metía los dedos en la chucha. El sabor amargo de su chiquito era como si estuviera soñando, y escuchar a mi madre gemir, era maravilloso, hasta que dando un grito, contrae el chiquito y se empieza a orinar sin dejar de gritar y moviendo sus dedos dentro de su chucha. «Nunca nadie me hizo gozar así como tú hijo mío», me dijo, cayendo fatigada sobre la cama, con su falda recogida hasta la cintura y su enorme poto para arriba.