Una familia muy normal - XVII
Fecha: 27/12/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: sayago19, Fuente: SexoSinTabues
... evitan tocar la zona cubierta por la toalla y prosiguen en mi cadera, cintura, espalda; se mueven con firmeza y soltura sobre mi cuerpo; aplican la cantidad justa de fuerza para que no resulte doloroso ni tampoco cause cosquillas. Toma mi brazo izquierdo, lo apoya en su hombro y comienza a darle masaje, la sensación es muy grata, después se encarga de mi mano, estimula la palma, cada uno de los dedos, y le da un pequeño tirón. El brazo derecho sigue un tratamiento igual y la relajación es cada vez mayor. Ambos brazos cuelgan a un lado de la camilla, Ella se coloca frente a mi; sus manos se encargan de mis hombros, bajan y suben a lo largo de mi espalda; recorriendo mi columna vertebral. Accidentalmente, creo yo, sus senos tocan mi cabeza; son suaves y cálidos. “estabas muy tensa, ¿te sientes mejor?” “si, tienes muy buenas manos” “gracias, y no solamente las manos; ji ji ji” Su risa de ratoncillo me agrada, pero me pone alerta ¿me está coqueteando?; seguro es mi imaginación que está acalorada pensando en el encuentro con mi padre. Me aplica otro aceite, con un olor distinto, en el cuello, nuca y espalda; comienzo a notar una sensación de grato calor; repentinamente sopla en las zonas que recibieron el líquido, lo cual me sorprende y me excita un poco. “¿puedes ponerte boca arriba, por favor?” dice mientras me quita la toalla. Obedezco, me apena un poco que mis pezones estén erectos, me acomodo y cierro los ojos. Cubre mi vientre con la toalla, pero antes de colocar otra sobre ...
... mis pechos siento su dedo rozando mi pezón. “que pícaro lunar, tan cerquita del pezón; seguro a tu novio le gusta jugar con él; perdón que igualada ¿proseguimos?” Me cubre y comienza con el masaje, inicia nuevamente con mis pies pero su técnica ha cambiado, la fuerza disminuye y casi pudiera decir que acaricia más que masajear. Toma mis tobillos, los coloca sobre sus hombros; me abraza por las rodillas y siento en la parte trasera de mis muslos sus acolchonados senos durante casi un minuto (comienzo a excitarme aún más) Deja mis piernas sobre la camilla, separándolas, camina a un lado y comienza en mi estómago; sus dedos miman mi ombligo, lo rodean, se alejan; vierte un poco de aceite en la zona que lo circunda y en círculos comienza a aproximarse a el, cuando está casi a punto de tocarlo se aleja también en círculos. Atiende ahora mis brazos, es muy grato sentir sus manos expertas en el derecho, coloca mi palma en su hombro y procede a masajear brazo y antebrazo, termina, toma mi mano y la baja poco a poco accidentalmente (quiero creer) la apoya un segundo en su pecho. El izquierdo recibe el mismo tratamiento incluido el roce de seno. Se coloca en la cabecera de la camilla, sus manos se ocupan de mis hombros, cuello, sienes; sus dedos juegan con el lóbulo de mis oídos; su aliento en mi oído dice lentamente: “no te lo había dicho, pero tu novio pidió te diera un tratamiento especial” besa mi cuello y su lengua lo recorre hasta la oreja “ponte boca abajo por favor”; abro los ...