Comida Erotica
Fecha: 01/01/2020,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: doctoramisslove, Fuente: RelatosEróticos
Suspiró haciendo que él replicara molesto cuando algunos pedazos de pescado se resbalaron por su piel hasta caer en la base donde se encontraba.
–Estate quieta… – Masculló cogiendo con unos palillos los trozos caídos y limpiando con una servilleta su vientre antes de colocarlos encima.
–¡Pero! – Se quedó ella.
Él la acalló con un dedo sobre sus labios y siguió afanándose en colocar el pescado, y lo que no era pescado, sobre el cuerpo desnudo de ella, tumbada boca arriba sobre la mesa de la cocina donde se suponía tenían que estar comiendo en ese momento y no soportando semejantes ideas de su pareja.
Lo acababa de ver en un artículo, el arte japonés de comer sobre un cuerpo humano, pero para él la cosa iba más allá y eso lo sabía ella aún sin que se lo dijera. Iba a ser más que comer, lamer o chupar, y eso hacía que estuviera inquieta y excitada para quedarse quieta. Era superior a ella.
Los dedos de él le acariciaron por el vientre hacia su sexo y se tensó ante ese roce cerrando las piernas. Notó cómo hacía que se abriera un poco y sintió algo líquido que la asustó por la frescura que tenía. Iba a derramarse el líquido si no tenía cuidado.
Escuchó la risa de aquel que estaba poniéndola en un aprieto y quiso replicarle pero justo en ese momento colocó en su boca una cereza sosteniéndola con los labios para él abatirse sobre ella y tomar esa cereza en su boca a la vez que la enterraba en la de ella haciendo que, entre los dos, mordieran y fueran acabando con ...
... ella hasta que solo quedó el hueso en la boca de él.
Se separó de ella sacándolo y observando el color enrojecido de las mejillas de ella, sus labios hinchados y de un color carmesí que tanto lo excitaban, el mismo color que, sin duda, tendría en su interior en una parte más baja de su cuerpo.
–Hora de comer. – Anunció sentándose en una silla y cogiendo con los palillos algunos trozos de comida que mojaba en el líquido que ella trataba de que no se derramara ni se filtrara.
–¿Y yo? – Preguntó ella al ver cómo degustaba cada manjar.
–Después. – Respondió terminando con la conversación y rozándola más íntimamente en esa zona que empezaba a segregar flujo y a mezclarse con el líquido que contenía. – Ahora está más rico. – Comentó él relamiéndose.
Se levantó de la silla inclinándose sobre ella pero, esta vez, su boca empezó a sorber el líquido entre sus piernas hasta que apenas quedó. Fue cuando se movió y abrió las piernas de ella para poder introducir su cabeza y, ahí, sacar la lengua para rozarla suavemente, lo suficiente para que ella respingara y gimiera contrayéndose su vientre por la anticipación de lo que vendría cuando bajara unos milímetros su cuerpo.
Una y otra vez la lengua de él hizo maravillas en su cuerpo llevándola cada vez más y más cerca de una catarata de orgasmos. Cada vez que la rozaba en el clítoris estaba un paso más cerca de ese momento y, cada vez, la dejaba con más ganas. Estaba siendo malo por atormentarla de esa forma sin dejar que ...