1. Historia del Chip 018 - Vida nueva, hermana nueva - Kim 008


    Fecha: 01/01/2020, Categorías: Incesto Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... mañana endureció sus pezones y encogió sus poros. Mary le azotó el culo.
    
    —No seas tonta. Imagina que soy Roger. Después de una noche loca ¿qué harías por la mañana? ¡Pues desayunar desnuda para él! Nunca más te preocupes por quién pueda verte ¿de acuerdo?
    
    Kim asintió. Las dos sabían que este tipo de fantasías siempre rondaban por su cabeza.
    
    —¿Y qué haría Roger? ¿Dónde te tocaría? —preguntó Mary.
    
    Kim suspiró mientras se untaba de mantequilla una tostada impecable.
    
    —Es imprevisible. Creo que le gusta todo.
    
    Mary la miró sorprendida.
    
    —Especifica. Todo es demasiado amplio.
    
    Kim se ruborizó.
    
    —Pechos, pezones, muslos, las piernas en general. Los lóbulos de mis orejas, detrás de ellas, el cuello, los hombros, el culo es incuestionable. Rozarme la espalda. Agarrarme la cintura. Besarme con suavidad. El cabello. Los pies, sobre todo la parte de arriba. Las pantorrillas, comprobando la curvatura. Le encanta que esté fuerte y alargada, como cuando llevo tacones. Nunca me ha penetrado por detrás, así que supongo que salvo el ano le gusta todo.
    
    —Pues acércate más. Si él estuviera aquí... ¿A qué distancia estarías?
    
    Kim se acercó hasta que calculó que la mano de Mary podría acariciarle los muslos.
    
    —Hay dos cosas primordiales para Roger: mis muslos y mis pechos— le dijo.
    
    Ya no sentía reparos en explicarle su vida sexual. Mary también parecía más receptiva. ¿Estaban haciendo bien en continuar con esto? ¿No se les iría de las manos? Kim rectificó ...
    ... mentalmente: De mis manos.
    
    —¿Qué quieres decir con primordiales?
    
    Kim volvió a suspirar. Terminó de deglutir la tostada.
    
    —Casi siempre que eyacula me está tocando los pechos o los muslos. A veces intento que los olvide un rato.
    
    Mary trató de que continuase.
    
    —Pero siempre vuelve.
    
    Kim asintió.
    
    —Sí, siempre vuelve. Pero le gusta inspeccionar todo mi cuerpo una o dos veces por lo menos, cada vez que me ve. Yo no termino de entenderlo. Es un ansia renovada.
    
    Mary no pudo evitar una carcajada.
    
    —¡Mira quién habla!
    
    Kim sonrió, reconociendo que ella tenía las mismas sensaciones.
    
    —Es distinto. Yo tengo que contenerme. Sólo puedo tener orgasmos con él. No puedo tocarme. Dependo de ti o de él para estimularme. Por su parte, se masturba, eyacula conmigo o quién sabe con quién más. Pero cada vez que nos vemos eyacula al menos dos veces. ¡Me siento tan admirada! Y eso me excita más que ninguna otra cosa. Es lo que no quiero perder. Su devoción por mí.
    
    Comprendiendo que quizás había dicho demasiado, se calló al tiempo que untaba otra tostada, entre sorbo y sorbo de café. Entonces, Mary dio con la clave.
    
    —El problema es que tú no tienes la suficiente devoción por él.
    
    Sin llegar a entenderla del todo, Kim creyó saber a qué se refería.
    
    —¿Quieres decir que no hago lo suficiente?
    
    —No se trata sólo de tus actos, sino de tu actitud. Si estuviera él aquí... ¿cómo sería tu postura? ¿Cómo ofrecerías tus pechos o tus labios? Creo que busca perfección
    
    Kim trató de ...
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