1. SOLO ERA UN JUEGO…


    Fecha: 04/01/2020, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... de magia
    
    El “enano” así lo hizo; se llegó junto a la cama de Sandra y allí vaciló un momento antes de desprenderse del pijama, tras lo cual, desnudo, se metió en el catre junto a su hermanita
    
    Desde aquella otra noche las visitas de Sandra a la habitación de su hermano cesaron, pues lo que ya se impuso fue que, de vez en vez, ella, al cruzarse “casualmente” con Paco en su diario devenir por casa, le deslizara más o menos al oído
    
    Y el tiempo siguió pasando bajo estos devenires, los “juegos” nocturnos de los dos hermanos y los refociles, cada vez más frecuentes por cierto, de Sandra con su siempre renovada “cuadra” de “novios”/”garañones sementales”, con lo que Sandra cumplió y dejó atrás sus veinte años alcanzando cas, casi los veintiuno cuando sucedió lo inimaginable: Que, ni corto ni perezoso, al enano no se le ocurrió otra locura mayor que pedir “Relaciones Formales” a su hermana… Vamos, hacerse novios a todo ruedo, convivencia marital incluída… Y claro, Sandra se convenció de que el ”enano” de la noche a la mañana, se había vuelto loco perdido…
    
    En fin, que Sandra echó a su hermanito de su cuarto con “cajas” más que destempladas… Y desde aquella aciaga noche la relación entre los dos hermanos varió de manera radical, en un viraje de 180º, pues empezaron a rehuirse mutuamente, sin cruzar entre ellos una palabra ni por equivocación… Sandra le tomó pánico a encontrarse a solas con su hermano, casi convencida de que éste podría hacer cualquier locura con ella; ...
    ... vamos, hasta violarla o así…
    
    Y Paco poco a poco empezó a ser sombra de sí mismo. Si antes era más bien hasta avaro en palabras ahora se hundió en un mutismo más que absoluto, llegando a ni contestar cuando sus padres, su padre o su madre, le dirigían la palabra… Siempre pues en silencio; siempre serio, más que un juez, más que una persona con permanente dolor de estómago… Y siempre en sus ojos una sombra de tristeza que partía el alma al verle
    
    Que le partía el alma a su hermana, pues lo cortés no quita lo valiente y ella ahora hasta le temería por lo que cualquier día pudiere hacerle, que consigo todas no las tenía, pero también le quería con toda su alma… Como hermana suya que era, vale, pero más no podía quererle… Pero… Qué podía hacer ella, más que lo que hacía, rehuirle…
    
    Y así fueron pasando los meses, cinco o seis, hasta que en la vida de Sandra apareció el Matías… Éste era, para variar con lo anterior, un macarrilla “sietemachos”, del mismo barrio que Sandra y los suyos y viejo conocido tanto de la chica como de su hermano pues “in illo témpore” fue compañero de colegio de los dos hermanos amén de pesadilla del menor pues, con un grupito de “machos” como él, se desvivía por hacerle la vida imposible.
    
    De unos dos años más que Sandra disfrutaba de lo lindo, con sus quince años y sus amigos de la misma edad más o menos, acogotando al pobre Paquito, con sus casi escasos diez años… Pero allí estaba la leona de su hermana para defenderle, que se las pintaba sola para ...