1. Noche de copas, noche de bar


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... jeans y los míos, más difícil aun que alguien se hubiera dado cuenta de que tan excitados estabamos.
    
    Sin perder el ritmo, mías caderas se empezaron a mover de forma circular sobre su gran pene, que esta a punto de salir de entre su bragueta, sus besos inundaban mis labios y sus manos bajo mi blusa apretaban mis senos, los frotaban de adentro hacia fuera y cuando llegaba a mi pezón lo tomaba entre sus dedos con suaves masajes y fuertes apretones, poco a poco sus manos fueron bajando más mientras yo me entretenía besándole el cuello y frotando sobre el pantalón su pene, que sentía como seguía creciendo más y más (ya había comentado que este pene es el mejor que he visto, digno una buena mamada que pueda provocar sin remedio una corrida, una gran corrida), poco a poco sus manos fueron bajando cada vez más, pronto no sólo era su pantalón el que estorbaba, también el mío, con todo lo demás, para dejar este falle y comenzar una buena cogida.
    
    Cuanto habremos bebido que no sentíamos a la gente del rededor, cuan excitados estabamos que nada nos hacía parar, de pronto sus manos sobre mis nalgas, una sobre el pantalón, pero la otra hasta dentro, llegando a mi culo y cachondeando con el, yo mientras jugaba con su pene con mis manos, haciéndolo crecer más y ...
    ... más con cada movimiento, yo ya no podía de tanta humedad, así que lo deje desabrocharme el pantalón y jugar con mi tanga la cual literalmente esta dentro de mi, en ese momento y sin dejar de chaquetearlo, sentí su mano en mi vagina, sentí como sus dedos buscaban mi hoyo y lo encontraban con gran facilidad, separando los labios para penetrar primero un dedo, después dos, moviéndolos de forma fascinante, rozando mi clítoris y recogiendo la humedad que salía de mi cuerpo, yo continuaba con lo mío, tratando de hacer llegar mi boca hasta su gran pene, para poderlo mamar a gusto y, terminar cogiendo, que eso no era ya tan importante, pues después de penetrarme con los dedos tuve una gran corrida, pero que sólo provocó en mi más ganas, ganas de tener su pene dentro de mi y que con gran fuerza lo metiera sacara, tantas veces como fuera posible, las veces necesarias para volverme a correr, sin embargo, esperaba que él también se corriera.
    
    Pero las cosas habían llegado tan lejos que teníamos a muchos curiosos viendo como todo y, entre ellos el gerente del lugar, que no tuvo más remedio que sacarnos de ahí, así sin darnos oportunidad de nada más, claro que después de este calentón las cosas no podía parar ahí,
    
    Otro día les contaré que paso después . . . . . 
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