1. Me cogió por un plato de comida


    Fecha: 15/01/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Don R me conoce, desde que mamá me tenía en su vientre. Me he criado en su patio como en cualquier vereda del vecindario en el seno de una familia trabajadora; mami ama de casa mayormente y un papá entre independiente albañil y changarín con entradas de dinero con subidas y bajadas. Tengo 17 años con novio, (el segundo) y entre estudios de cursos y changuitas domésticas la sobrellevamos lo mejor que podemos dado mis 3 hermanitos menores y escolares. Don R anda por los 60 (viudo sin hijos)y a veces viene a casa a comer ayudándonos con el presupuesto y haciéndose atender en limpieza de ropa y casa como paliar su soledad y nuestra pobre pero no miserable situación. Un par de veces me percaté que él como jugando con el mas chico de mis hermanitos miraba mis piernas o lo mas que podía; sentí una desilusión a la confianza que me desanimó en el trato para con su persona que sin ser tajante lo fui esquivando, situación que él percató. Después de una noche con mi novio regresé a casa algo aún insatisfecha y posterior cena me masturbé sin poder evitar que Don R fuera el protagonista de ese hecho. Me dormí con la inquietud de querer saber como besan o acarician los viejos y un montón de cosas más que aún no tenía experimentadas. Al otro día apareció R a hacer una visita corta de casi siempre ya que vivíamos casas pegadas y lo saludé con más calidez para desorientación y alegría de él. Mamá andaba haciendo mandados, papá a ver una posible changa y sentado a la mesa le pregunté que tal ...
    ... unos mates; sonrió aprobando y estando de polleras quedando a sus espaldas empecé a preparar el agua moviéndome algo suelta como estirandome a la parte de arriba de la alacena y/o estirando una pierna hacia arriba para ver como iba el agua en la hornalla de atrás. Adiviné o soñé con que miraba todo lo que podía y fue así que comenzamos la mateada; charlas, risas, con el codo volteó un cenicero de madera y le dejé un espectáculo cuando se agachara a levantarlo. Sin exagerar había recogido mis faldas y tenía las piernas separadas normalmente. Cuando apoyó el cenicero reincorporandose estaba colorado fruto del esfuerzo y ojalá del gusto de poder haber visto algo. Días después fuí a su casa como para ganar algo extra ya que estábamos bastante cortados de trabajo. Fuí con una pollera corta y algo enojada ya que la situación me pone de malhumor y peleada hasta con mi novio. Empecé a hacer tareas varias con Don R detrás de mi buscando charla y yo contestando con monosílabos. -Estas malita. te hice algo? -No; es que tengo bronca. quería ir a la pizzería con mis amigas y no tengo plata o mejor dicho no puedo gastarla en eso. -Andá- dijo casi susurrando- yo te presto, decime cuanto. -No, no puedo. -No queres. te dije "presto", no te regalo. y nadie tiene porqué saberlo. Sonreí aceptando y después de las tareas me dió la plata. Le dí un beso en la mejilla y sentí el calor de su rostro arrugado, sus párpados caídos, sus bigotes canosos, su color amarillento en la parte blanca de los ojos y ...
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