1. Un chico lindo, demasiado lindo (final)


    Fecha: 20/01/2020, Categorías: Infidelidad Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Poco después le decía a la matrona:
    
    -Resultaste muy buena fotógrafa, Hilda… ¡No sabés lo bien que se lo ve al mocoso!
    
    -Bueno, me alegro, don Ernesto. ¿Sirven, entonces?
    
    -¡Pero claro, mujer! Con estas fotos lo tenemos bien agarrado. Esta noche le voy a mostrar las fotos y sabrá que cuando lo larguemos va a tener que decirle a sus papis lo que ya te conté.
    
    Mientras transcurría ese diálogo el chico barría el living, que era el lugar donde estaba el aparato telefónico.
    
    Cuando don Ernesto e Hilda cortaron la comunicación la matrona se dirigió a él con tono burlón:
    
    -Parece que saliste muy lindo en esas fotos, putito... –y soltó una risa ofensiva. –Esta noche te las vamos a mostrar.
    
    A la noche don Ernesto volvió muy entusiasmado con las fotos, un sobre y un álbum. Antes de la cena le mostró a Hilda las imágenes, para regocijo de la mujerona, que inmediatamente después fue al cuarto del patio en busca del chico y lo llevó a la cocina para que atendiera a ambos en la cena. Mientras comían, el vejete repitió lo de los toqueteos al pobrecito entre risitas, risotadas y las divertidas expresiones verbales de Hilda.
    
    Finalmente, el chico se aplicó a lavar la vajilla acosado por el sátiro, que se le puso a la espalda y no dejó de manosearle las nalgas hasta que terminó con la tarea.
    
    -Bueno, a mi dormitorio, putito. Vamos, Hilda, que vemos las fotos.
    
    El viejo las puso sobre la cama y el chico fue mirándolas en medio de una angustia que le oprimía el pecho. ...
    ... Se vio mamando la pija del viejo y clavado en cuatro patas y tuvo que admitir que en ninguna de las fotos su cara evidenciaba que estaba siendo forzado. Hilda había hecho un trabajo excelente. Finalmente, don Ernesto, que estaba vacío por haberse masturbado esa tarde en el negocio, decidió irse a dormir y ordenó a Hilda que encerrara al chico en el cuarto del patio.
    
    -El día de hoy terminó… -dijo mientras la matrona abandonaba la habitación con el chico. Pero ésa de encerrarlo no era la idea de Hilda. No llevó al chico al cuarto que servía de celda, sino al baño y una vez allí le dijo:
    
    -Me calentaron mucho las fotos, putito, ¿sabés?, así que duchate bien que te voy a coger…
    
    -Sí… sí, señora, sí… -murmuró el chico súbitamente excitado ante la inminente posibilidad de gozar otra vez de esos dedos.
    
    Entró en la bañera, abrió la ducha y fue obedeciendo las instrucciones de Hilda hasta terminar de rodillas en la bañera, con el antebrazo izquierdo apoyado en el borde y la mujerona sentada en el banquito aplicándole vaselina en el orificio anal y embadurnándose sus dedos índice y medio.
    
    -Quiero que estés muy caliente, putito, ¿oíste?, y que largues mucha lechita cuando te masturbes y después la tragues toda cuando limpies la bañera con tu lengüita de perrito… ¿Estás caliente, nene nena?...
    
    El chico sentía mariposas en el vientre, respiraba por la boca y ardía de deseo al contacto de las manos de Hilda sobándole las nalgas, entreabriéndoselas y rozándole la diminuta ...
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