1. Mi Cesar 2


    Fecha: 23/01/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Esos días, después de tenerlo dentro de mí, lo quería otra vez. Había ya pasado unas semanas después de publicar el relato anterior. Aunque me había desahogado, no podía dejar de desearlo. Quería esa verga tan rica, tan gruesa, tan dura dentro de mi otra vez. Quería su sabor y su humedad de nuevo. Su cuerpo duro y fuerte abajo de mi, me mojaba de pensarlo. ¿Pero, cómo acercarme de nuevo? Me sentía tan mal de pensarlo. En esa ocasión fue todo tan espontaneo, tan dulce. Creo que le gustó pero yo no quería lastimarlo. No quería que se alejara y que dejara de quererme si le negaba más placer. Aunque, en realidad, yo no quería ser lastimada si me decía que ya no, que no era correcto. No sabía que hacer. Mi cabeza era un hervidero de ideas que iban y venían. Cierta noche, después de la cena se despidió con un tierno beso cerca de mi boca, me encendió. Aun respire su aliento con sabor a leche. Iba a hablar, pero le pedí que fuera a su recamara a dormir pues tenía exámenes al día siguiente. Se quedo parado y me dijo que necesitaba hablar. Le prometí que al día siguiente. Protesto diciendo que lo estaba evadiendo. ¡Mi niño hermoso! Le prometí que no evadiría más. Me miro intensamente. Subió a su recamara. Encendí el televisor y busque en el canal de videos mientras se terminada de ir a la cama. Cerré los ojos. Recordé su beso cerca de mi boca, acaricie mis piernas, suavemente y despacio, para oírlo si bajaba, y detenerme… o seguir. Subí mi falda, mis dedos encontraron mi coñito. ...
    ... Acaricie, una vez, dos, tres, ¿Olería bien? ¿Le gustaría chuparme? Estaba tratando de evitar una tragedia en mi familia y también estaba pensando que quería que me chupara el clítoris y metiera sus dedos. Me estaba mojando y mucho. Me sentí como recién casada: quería mi ración y estaba dispuesta. Acaricie mis piernas otra vez, abrí mi blusa y sentí mi cintura delgada y mi bra ahogando mis pechos. Abrí el broche y jale mis pezones, toquecitos de electricidad recorrían mi cuerpo. Sí. Quería a mi Cesar. Quería que me viera como una mujer y no como su madre. Lo oí bajar. Pensé que era mejor que me viera así: derritiendome por él, con mis dedos dentro, mi mano pellizcando mi pezón, pero acomode muy rápido mi ropa y conteste que que quería. Se detuvo frente a mi y dijo, muy claro, sin gritar que quería irse a vivir con sus primos a Canadá. Mis ganas desaparecieron al instante. No lo podía creer. ¿Por qué no era como en esos relatos donde la mamá se coge a su hijo y son felices para siempre? Se acerco y seco mis lágrimas. No tuve palabras más que un mañana hablamos. Fue una noche larga. Pensé mucho. No sabía porque se quería ir y eso me estaba matando. ¿ Se sentiría acosado? ¿Me había extralimitado con él? ¿No le gustaba nada? ¿No le había gustado coger a su mamá? Yo no quería que se fuera. Y si la culpa era esa apariencia de mujer cuarentona, lo cambiaría, eso era claro. Y si la culpa era que no le gusto mi forma de tener sexo, pues aprendería más. Lo volvería loco por mi. No se iría y ...
«1234...7»