1. VINO TINTO 2


    Fecha: 30/01/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Nos hemos quedado dormidos por un cierto rato, ha sido el justo premio para tan memorable faena.
    
    Estás recostada sobre mi pecho, mientras mi mano se desliza instintivamente hacia el tuyo, la temperatura de nuestros cuerpos es tan agradable que nos hace olvidar el frio del exterior.
    
    Un profundo suspiro sale de ti y mi curiosidad por contemplarte hace que interrumpa tu merecido descanso.
    
    Te sonrojas al encontrar mi mirada y con increíble rapidez escondes tu rostro bajo la sábana.
    
    Todo bien?, te pregunto…..vamos Lidia, dime algo!
    
    Beso sus codos, acaricio su vientre y ella entonces lentamente suelta las sabanas para acariciar mis hombros.
    
    Cómo te sientes? Le vuelvo a preguntar, mientras las yemas de nuestros dedos hacen contacto, no sale palabra alguna de tus labios, solo hay silencio en ella, solo escucho a lo lejos a Quique Villanueva cantando Quédate aquí
    
    ( ♪ ♪….quédate aquí…un poco mas, no ves que así, te puedo hablar un poco mas?....♪ ♪ te quiero cada dia y sueño que eres mía ♪ )
    
    A ver Lidia…. haré menos difícil tu respuesta, solo di un número del uno al diez; sale primero una sonrisa de tus labios, y luego un humm de tu garganta; 9….si, le doy 9 y si no fué 10, es por mi, por mis remordimientos, por ese reloj de la mesa que continua con sus tica tac. No recuerdo haber tenido un momento como este, jamás.
    
    Hoy me sentí una hembra en todo el sentido de la palabra y como tal, afloraron en mi instintos primitivos, salvajes, que me ...
    ... eran desconocidos, me asustó sentirlos, pero jamás había disfrutado de algo así, tan….tan delicioso, he quedado……hmmmmmm
    
    Mientras Lidia me habla, mis dedos no dejan de acariciar sus muslos, la palma de mi mano roza su vientre, mi lengua se anima a pintar sobre sus rodillas colores de complacencia.
    
    Esta noche, agrega ella, he podido entender a mis mascotas allá en la hacienda, apareándose sin importarles la gente de alrededor, gimiendo, expresándose el uno al otro su necesidad de fundirse, devorando y compartiendo ellos toda clase de fluidos; te diste cuenta de los míos? pregunta Lidia avergonzada.
    
    Claro que si, le respondo (deteniendo mi lengua mi rumbo hacia el norte), me di cuenta de tu olor; sentí que mientras me arañabas tu compuertas se abrían, fueron tus orines que antecedieron a tu orgasmo.
    
    Siiii, anota Lidia, es eso lo que me sucedió !!! eso fué lo que mas me hizo recordar a mis mascotas, yo lo había visto en ellos hace tanto tiempo y hoy……asombroso, no sé cómo pero…. me sucedió a mi; el placer de esta experiencia ha sido de lo más intenso, jamás antes me había sucedido.
    
    Las palabras de Lidia terminan por enervarme aun más y este es el aditivo que acelera las caricias de mi lengua sobre a sus piernas; sus rodillas se separan y me dejan ver un par de muslos humedecidos por lágrimas que salen desde lo mas profundo de sus fantasías, ese delicioso olor se impregna en mis mejillas, ella suspira mientras sus uñas intentan acicalar mis cabellos. 
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