1. Juro que no me follé aquella burra


    Fecha: 12/02/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Juro que no me follé aquella borrica
    
    Recuerdos agridulces me quedó
    
    de aquel precioso y bello lugar,
    
    un mozo a una trampa me llevó
    
    en aquel reguero para defecar.
    
    La rabadilla a una burra alzó
    
    y allí mismo la quiso violar.
    
    El amo de la borrica con cinto en mano
    
    pilló al mozo de aquella mala manera;
    
    y yo, que no “comía de aquel grano”
    
    ni “bebía”, de aquella aguadera,
    
    corrí por aquel arroyo como un gamo
    
    para salir de prisa de tal acaecedera.
    
    Juro por mi honor que nada tuve que ver,
    
    ¡Qué no! que un servidor así no fornica.
    
    Si a tantas mozas allí tuve que ignorar
    
    y a más de una “le anduve en la pipa”,
    
    ¡Cómo un servidor se iba a encalomar
    
    a una acémila, yegua, o a una borrica!
    
    Pero las malas lenguas, ¡ya se sabe!
    
    Aquella bufonada por el valle corrió,
    
    y me tuve que “tragar aquel jarabe”
    
    del que juro que este menda no bebió.
    
    Y se oía por ventanas y arquitrabes,
    
    que Felisín a una burra se trajinó.
    
    Nota para escépticos a mi relato:
    
    en aquel tiempo y aquel lugar,
    
    y aunque evocar me sea ingrato,
    
    cuando apretaba las ganas de cagar
    
    había que hacerlo en un regato,
    
    y con una piedra te habías que limpiar.
    
    Una mañana ¡En qué mala hora vino!
    
    Estaba uno apretando la barriga
    
    y un chaval ...
    ... con cara de viperino
    
    apareció allí, (no es que yo lo diga)
    
    en ese momento tan matutino
    
    buscando de la burra “la figa”.
    
    Allí me hallaba de chiripa,
    
    tranquilo, en mi soledad
    
    ocupado tan sólo en vaciar la tripa.
    
    Le parecía una espantosa barbaridad
    
    acometer acción tan “sibarita”.
    
    Increíble, a una burra “montad”.
    
    Nada tuve que ver en aquel evento;
    
    quiso el sino que allí me encontrara
    
    en aquel lugar y en aquel momento.
    
    Si al “folla burras” hoy le pillara
    
    ¡Juro! ¡y cuándo juro no miento!
    
    que de hostias le llenaba la cara.
    
    Del Real de San Vicente.
    
    decía con sorna mi abuelo:
    
    “buen lugar y mala gente”.
    
    Y no debe ser un camelo,
    
    pues a una burra de repente
    
    uno le quiso meter “el ciruelo”.
    
    Aquel mozo repelente
    
    que buscaba consuelo
    
    para su verga turgente
    
    como cual diablo cojuelo
    
    o cachondo adolescente,
    
    se alivió en aquel señuelo.
    
    Hay que estar muy salido
    
    o el tema “no te lo curras”,
    
    de la manera que es debido
    
    para “tirarte” a una burra
    
    en sano juicio (no bebido).
    
    ¿A mí? ¡Qué ni se me ocurra!
    
    Es que hay que estar verriondo,
    
    y no tener a mano una vagina
    
    donde hincarla muy hondo,
    
    aunque sea en una esquina.
    
    ¡Qué no! antes “me la mondo”,
    
    que “follarme a una equina”. 
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