Mi primo Enrique (parte II)
Fecha: 12/02/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: aidan, Fuente: CuentoRelatos
... entrelazados, acariciándonos y fantaseando, durante un buen rato, hasta que Sergio tuvo que volver a la Academia.
Poco después llegó Enrique. Se sorprendió de que no le follara como casi cada día. Me limité a toquetearle el culo y meterle un dedo en el ano. Cuando le besé debió notar el olor. Me preguntó:
- ¿Has...?
- Ha venido Sergio - atajé. Hemos estado follando.
- ¡Qué envidia!
- Mañana por la tarde volverá. Estás invitado -le dije con una sonrisa.
* * *
Era una tarde resplandeciente y un poco fresca de principios de otoño. Enrique y yo acabábamos de comer cuando Sergio llegó. Llevaba una camiseta roja y bermudas. Le presenté a Enrique y le estrechó la mano sin ningún comentario. Debía tener su plan. Corrí las cortinas del balcón. Sergio se me acercó e introdujo la mano en mi camisa para acariciarme los pezones. Yo le hice lo mismo por encima de su camiseta. Ambos observábamos a Enrique, que parecía desconcertado. Nadie decía nada y la tensión sexual iba en aumento. La boca de Sergio buscó la mía y nuestras lenguas se fundieron. Lentamente, Sergio me iba desabrochando la camisa hasta que terminó quitándomela. Luego, en un instante, se despojó de la camiseta. Entonces habló:
- Enrique, ven aquí.
El muchacho se acercó un par de pasos.
- Acaba de desnudar a Miguel.
Enrique me soltó el cinturón y mis pantalones cortos cayeron al suelo. Quise quitarme el slip, pero Sergio me detuvo la mano.
- Sigue.
Enrique se arrodilló ante mí y me bajó ...
... el slip hasta los tobillos. Mi polla, durísima, golpeó su cara. Estaba a punto de metérsela en la boca cuando Sergio le ordenó:
- Ahora a mí.
Desanudó el cordón de los bermudas que cayeron también al suelo. Sergio no llevaba ropa interior.
- Mámamela.
El chico engulló ávidamente la verga de Sergio. Aunque lo intentaba, no podía tragársela toda. Sergio, mientras tanto, me acariciaba lentamente el pecho y el culo. Agarró a Enrique por el pelo y lo orientó hacia la mía. El contacto, ya familiar, de los labios y la lengua de mi primo me hizo estremecer de gusto y apreté con fuerza mi boca a la de Sergio. Éste empezó a deslizar un dedo por mi raja hasta encontrar mi ano.
- Ya lo tienes húmedo -murmuró con una sonrisa.
Me condujo hacia el sofá. Adiviné lo que deseaba y me incliné, abriendo las piernas. Sergio le ordenó a Enrique:
- Cómele el culo.
Enrique vaciló y Sergio le acercó la cabeza a mi trasero y la hundió con fuerza entre mis nalgas. Afuera, en la calle, sonaron unas campanadas.
- Pásale la lengua por el ojete, y haz presión como si quisieras metérsela dentro.
El muchacho obedeció aplicadamente. Por cierto, estaba todavía vestido. Yo me retorcía de placer. Levanté la mirada hacia mi amante y le pedí, en voz alta y anhelante:
- Encúlame.
Sergio no se hizo de rogar y dirigió su miembro palpitante hacia mi orificio anal, que se abrió sin resistencia. Mientras tanto, Enrique lo observaba de muy cerca, como hipnotizado.
- Mámale la polla ...