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Un hombre casado (mecánico) me convierte en su puta. Parte III
Fecha: 19/02/2020, Categorías: Gays Autor: EduardoDz, Fuente: SexoSinTabues
... puerta principal y estaban los tres hombres parados ahí, en la oscuridad, frente a mi puerta. Todos sucios y grandotes. Los golpes siguieron y yo no quise abrir. Mi celular sonó, era él. En eso veo que la chica llega en carro de dos amigos más y pitan. Corrí a la puerta y abrí. Los hombres me miraron de pies a cabeza. ––Te ves muy bien, Eduardo –murmuró el mecánico, mientras los otros se quedaban como estatuas. Cerré la puerta y mientras caminaba hacia el carro de mis amigos, ellos me siguieron. Estaba por subirme y el mecánico dijo: ––Le estaba diciendo a Eduardo que necesitamos que vaya con nosotros a probar la troca que hemos estado arreglando toda la tarde. Su voz era gruesa pero amigable. Mis amigos dijeron: ––Ah, está bien… ¿tardarán mucho? ––No, claro que no –dijo el pervertido . ––Pero, ellos tienen prisa para comprar boletos –dije nervioso. ––Pues si ese es el caso, que ellos se adelanten y nosotros te llevamos al cine en la troca. Será rápido… –dijo el degenerado. ––¡No! –dije abriendo la puerta del carro de mis amigos. ––Eduardo, está bien, te vemos allá –dijo mi amiga–. Ellos han estado trabajando toda la tarde, atiéndelos. Pues qué pasó… ¿? Terminé cediendo, tal vez ya sabiendo lo que me esperaba, pero en ese momento, todo estaba muy confuso. Comencé a darme cuenta de la situación hasta que me vi sentado junto al pervertido y sus compañeros, yo iba entre los tres. La troca iba rápido, pregunté: ––¿A donde vamos? Nadie me contestó. Todos tenían miradas de ...
... asesinos. El mecánico iba manejando tan concentrado que me comenzó a excitar, aunque la culpa de que eso me excitaba me molestaba. ––¿A dónde vamos? –volví a preguntar. ––Te voy a llevar al monte para darte lo que mereces, puta. –me contestó el mecánico. Miré a los otros hombres y ellos me veían fijamente. Continuamos en silencio, y cuando llegamos a un campo solo, oscuro, yo estaba demasiado excitado, pero no decía nada. Ninguno decía nada. El mecánico me tomó del brazo y me llevó afuera. No sabía qué esperar con esos dos hombres ahí en la troca. Afuera, el macho me dijo: “arrodillate, puta de mierda” Me arrodillé, él se rió y miró hacia la troca. Yo me ocupé en abrirle el pantalón, me metí su vergota sin que él me dijera . Y así comencé a mamarsela y él a usar mi cabeza, me jalaba los cabellos y luego me volvia a empujar a su herramienta. Me sorprendí que eso ya no me hacía tanto, y lo estaba disfrutando. Me olvidé de los otros dos hombres por un rato, hasta que oí que uno abrió la puerta y se colocó a nuestro lado, jalaba su verga. Miré y era el altote barbón. Seguí mamando. ––Ya, ya, zorra cochina. Ahora, vete al tronco, como sabes, para tus nalgotas… Me dirigí al primer árbol que encontré, y él bajó mis pantalones. Aquello parecía ya una rutina ensayada. Yo estaba excitadísimo por lo que venía… pero actuaba como asustado y temeroso. Sentí como manoseaba mis nalgas. Me sorprendía que estuviera tan callado, pero supuse que era porque estaban los otros dos ahí, mirándonos. También ...