Ángel de Florencia (Primera parte)
Fecha: 27/02/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: VenoMaliziA, Fuente: CuentoRelatos
... aquello era porque estaba acostumbrado a atender a gente herida, que la profesión de nuestro padre había dejado su huella en él, que quizá él también estudiaba medicina, que a mí me gustaban las mujeres. Pero tenía la planta de una bestia, me estaba cazando, yo era su juguete. No me dejaba un instante a solas, y yo me moría por masturbarme y poder pensar con claridad. Y así un día, dos, tres…
Ni sabía en qué día vivía. Comía por puro reflejo, me movía donde él me guiaba, con aquella sonrisa amable y tan condenadamente neutra. Le pedí que se quedase conmigo a ver la televisión un rato esa noche, con la cabeza saturada de preguntas, dudando de mi propia cordura.
Acababa de salir de la ducha, aún tenía el pelo húmedo. Con el pijama negro a medio abotonar y descalzo, se sentó a mi lado y puso un programa de comedia tonta y risa fácil. Intenté distraerme, ignorar su cuerpo, no mirarlo. Imposible. Era demasiado, tiraba de mí como un imán.
Y en un chiste del programa me despisté un segundo y sentí su lengua en el cuello.
Se me nubló la vista, no me pude ni mover. Deslizó un brazo detrás de mi espalda, alrededor de mi cintura, su mano subió hasta mi mandíbula. Con un movimiento lento y sin ejercer fuerza alguna, me hizo girar el cuello, presentarle la garganta. Se pegó completamente a mí desde atrás, con la tranquilidad del que no encuentra resistencia. Indecisa entre dejarme hacer o tocarle, sentía un calor tremendo.
“Mi pobre Bianca…” me susurró al oído.
Me ...
... mordió.
Apretó lo suficiente como para hacerme daño y se detuvo inmediatamente después. Su brazo libre me apresó del todo, su mano bajó hasta mi ropa interior. A esas alturas, estaba más que calada…
Eso le gustó.
Hizo crujir los nudillos de esa mano y me abrazó, me apretó contra él, aspirando hondo contra mi pelo, presionando su erección contra mi culo.
“Quiero follarte, Bianca…” -Musitó- “Aun te duele…?”
Me giré para mirarlo a la cara. Tenía que ser una broma, era tan surrealista como las ganas que tenía de que me arrancase la ropa allí mismo. Tenía que ser una alucinación, un efecto secundario de los calmantes…
Y allí estaban esos ojos verdes y ese pelo negro, ese rostro que reconocía en el espejo cada mañana como mío y el brillo del hambre. Sonreía ligeramente, una serpiente venenosa a punto de atacar.
Me besó, o más bien nos besamos hasta perder el aliento. Era totalmente distinto a como había sido con Gabriella, con Joane, con Lolla... Ellas se reían como niñas, eran como mariposas, como hadas. Comparado con ellas, Allesandro era más animal, tenso, vibrante, más… depredador.
Intenté desabrocharle la camisa, pero él se la arrancó de un tirón.
Tenía un cuerpo hermoso y blanco, una fuerza tremenda.
Me desnudó sin prisa, regodeándose en mi confusión, entre lengüetazos y mordiscos, evadiendo adrede los lugares más sensibles.
Se deshizo del pantalón y se inclinó sobre mí, separándome las piernas con una rodilla. Me ardía todo, pero él no se decidía, ...