Alejandra en casa de Paula (II)
Fecha: 27/02/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Demian1558, Fuente: CuentoRelatos
Esta es la continuación de mi relato anterior ‘Alejandra en casa de Paula’.
A: Ay! Sos una guacha Pau, ¿por qué no me lo contaste antes? ¡A lo mejor no esperábamos tanto para llegar a esto! ¡Dale, contame que estoy a mil!
Y me estiré más, las dos nos habíamos vuelto a acostar enfrentadas, teníamos las piernas tijereteadas, pero no llegaban a tocarse nuestras conchas, si se rozaban nuestras manos en el movimiento de entrar y salir de los dedos. Desde esa posición, con la cabeza apoyada en el brazo del sillón, podía ver como una sola continuidad: primero mis pezones, duros a más no poder, uno de ellos pellizcado por mi mano izquierda, después mi vientre que subía y bajaba al compás de los dedos de mi mano, más abajo mi mano derecha semi hundida en la concha, y después como en espejo, el dorso de la mano de Pau, brillante de sus flujos y de los míos con por lo menos tres dedos metidos, y su vientre también subiendo y bajando casi al unísono con el mío, y entre las dos hermosas, grandes y deseables tetas de Paula la boca de ella entreabierta y jadeante a punto de empezar el relato:
P: En realidad todo comenzó con un juego de Miguel mientras cogíamos, le conté que unos días antes los había espiado mientras Uds. garchaban en el parque contra un árbol, y que me había mojado mucho. Él comenzó a fantasear con hacer una cama redonda con Uds., y me preguntaba si me gustaría tocársela a Pablo en algún momento, rozársela como quien no quiere la cosa, yo en la calentura le decía ...
... que sí, que iba a tratar de hacerlo, el me preguntaba cómo, y le dije que tal vez cuando nos poníamos a joder en el jardín se la iba a tratar de tocar, quizás cayéndome sobre él, seguro que iba a poder agarrársela bien, de manera que él se diera cuenta, quizás el tiempo suficiente coma para poder sentir que se le parara debajo de la malla, te juro que esa sensación de imaginar cómo se sentiría hacerla crecer bajo mis dedos me calentaba muchísimo…
A: Y vos no le pedías nada a Miguel?
P: Sí, le decía que tratara de apoyarte con cualquier excusa, por ejemplo cuando estábamos cocinando, que tratara de calentarse antes mirándote la concha cuando usas esas calzas blancas que te marcan la raja tanto, para estar al palo y que vos lo notaras cuando te apoyara, que yo iba a estar mirando para ver tu reacción.
A: Y a vos eso ya te calentaba?: le pregunté mientras estiraba uno de mis dedos tratando de meterlo entre su mano y los labios de su concha.
P: A partir de ahí fue que empecé a calentarme, trataba en todo momento de mirarle el bulto a Pablo, sobre todo cuando se ponía las zungas, pero también empecé a mirarte la raja a vos cuando te ponías algo ajustado, desnuda no se te nota tanto, pero con algo ajustado, con esos labios gruesos que tenés se te hace una canaleta tentadora, no podía dejar de mirarte constantemente.
A: Tanto te calienta mi conchita? -Le pregunté con una sonrisa llena de lujuria, mientras me abría más tratando de acercarme a la suya: Seguí por favor ...