Putito para todos 05 Antonio y Tomás, padre e hijo
Fecha: 29/02/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... Calentaba a cualquiera y era capaz de follar hasta con su padre. Este pensamiento me trastornó, ¿cómo podía juzgarla si yo era de la misma condición? La vi de otra manera, era cierto que su belleza de chica parecía irreal y entonces me agarro de la mano, estaba sentada a mi lado en la mesa. -Ángel, te estoy mirando y eres más guapo que yo. –creo que me puse rojo por el calor que sentía en la cara, y lo peor fueron las risas de papá y Joky al escucharla. -Ven cariño, que no te de vergüenza, estos tiene envidia. –a pesar de todo no podía entenderla y me parecían raras las cosas que me decía, me abrazó arrimando las sillas y colocó mi cabeza sobre sus tiernas tetitas. ¡Cuánto recordé a mamá en ese momento!, no la recordaba para nada y sin embargo sentía sus pechos como si fueran de los mamá. Cuando se despidió abrazó a papá, le veía contento y luego Joky se marchó para acompañarla. Mis jueves con el padre don Francisco seguían igual, se la mamaba con gusto antes de recibir la absolución de mis pecados, me gustaba su polla larga algo floja, sus besos, sobre todo en mi boca cuando metía su olorosa y sabrosa lengua, todo él me encantaba pero yo quería tener esa enorme culebra que colgaba de sus piernas ocupando mi culo. No me atrevía a pedírselo y después de regar mi paladar con su semen, rendido, me despedía hasta el próximo jueves. Soñaba con sentir en mi vientre su verga algún día, pensé que tenía miedo a dañarme o no sé qué, pero por favor que me la meta, y terminaba ...
... desencantado y sin correrme. Estábamos en la clase de talleres un día que no era jueves, recordaréis a Carmelo, el chico serio que me tocaba de compañero y al que le gustaban mis caricias sobre su pierna desnuda. Se trataba de realizar un trabajo juntos, en una máquina de torno ajustando distintas piezas de madera, cosa rara en él me cogió del brazo. -Ángel quiero decirte una cosa. –él no es muy hablador y esperé con paciencia a que continuara. -Verás, es mejor que lo hablemos en los baños y no nos vean los compañeros. –era normal o así lo veía yo, hay cosas que los demás no tienen por qué saberlas. -Como quieras Carmelo. –se encaminó hacia el profesor, el mismo al que pedía alguna vez permiso para ir a realizar mi confesión ante el padre don Francisco los jueves. Cuando Carmelo volvió venía sonriente y contento, era un chico que resultaba al final alegre, lo que no aparentaba en clase. Le vi decidido y le seguí cuando me hizo un gesto para que fuera tras él. Cuando llegamos a los lavabos, con urgencia me metió en uno de ellos wáteres, era abierto por debajo de la puerta y por encima, cubría lo imprescindible para no ser visto haciendo tus necesidades ante el resto del los usuarios. Parecía decidido pero en ese momento se quedó petrificado, le miré y sonreí para animarle. -Venga Carmelo, tú querías decirme algo. -no hablaba y el rubio de su cabello en punta parecía volverse rojo. -Es que, no sé, es que. -balbuceaba y hasta la baba le caía de su labio. Tan grande, tan niño, tan ...