Amante designado (2): La “madrina” enseña cómo hacerle el cu
Fecha: 24/06/2017,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
... admiran la desnudez del efebo, éste también está arrobado admirando a esa deseable madura que se le ofrece sin otra condición que la de entregarse a sus instintos más primarios, despertar a ese demonio que unas horas antes le había hecho probar el sabor de su semen.
Tendida, a cuatro patas se acerca hasta ofrecerme el desayuno, que mame de sus tetas. Me gusta mamar estando encima, volteo y me coloco para exprimirla a gusto y “piacere”, colabora apretándoselas como cuando la mamá da la teta al niño, saltando de una a la otra hasta colmar mi capacidad de chupar.
Ahorcajado, coloqué la vera entre las tetas, frotando los pezones en el glande. Ella la aprisionó entre sus pechos y comenzó a pajearla, ayudaba con el movimiento de pelvis, acercándosela hasta los labios. Mirarnos a los ojos mientras realiza complacida la mamada, intensa, tratando de que cuando le entre hasta el fondo pueda aguantar los diez segundos retenida a tope, juegos y desafíos para mostrar sus habilidades de lujuriosa hembra.
La mamada concluyó cuando las mandíbulas no pudieron seguir en actividad, es tiempo de atosigar esos deliciosos “meloncitos”, exprimir el jugo gemido cuando retengo en mi boca la rosada cereza, tironcitos que excitan y la llevan al escalón siguiente del camino al paraíso.
Rodamos en la cama, ella encima, tomada de la cintura, elevé hasta colocarla sobre la punta de la verga, sin advertencia la ensarté hasta quedar el glande en la vulva, con el mismo efecto elevé mis caderas y ...
... jalé su cintura, con ímpetu, en un solo movimiento, se la entré toda. El ahogado gemido fue la respuesta fehaciente de la brusca intrusión. – Animal!, me haces daño!
- Te la sacó? –pregunta retórica. – Ni te atrevas!... te muerdo! -Ahhh… sigueeee…
Este fue el inicio, luego ellas recitó el monólogo de sus evoluciones, jadeos y gemidos escriben una notable página de erotismo y placer. Se esmera en ser y parecer como la diosa del sexo que había imaginado desde el primer instante.
Los gemidos y jadeos se entrelazan con el primer orgasmo, la pausa y vuelva al ritmo de la cogida, y otra vez. Realmente era una afortunada de poder conseguir esos orgasmos, uno tras otro, sentir el disfrute de cada uno es un momento que disfruto casi tanto como el propio. Sentirla debatirse y pelearlo para subir a la cima, tensa y crispada transfiere la sensación mágica de ser gestor de tamaño placer.
Subir a la cima y dejarse sujetar de la cintura, empalada en mi poronga, sonríe con los labios y con los ojos, quieta, expectante hasta que comienzo a moverla, elevando la pelvis para llegar al fondo, sentirla moverse dentro de su cueva reinicia la marcha hacia el orgasmo por venir.
Es un combate épico, dos cuerpos dispuestos, enfrentados, enchufados, oponentes que buscan el mismo objetivo, su logro es mi mérito, su placer es mi satisfacción, su gozo mi regocijo.
Jadeante la dejé llegar al descanso físico y la serenidad emocional, quedó “sentada” en el trono que le ofrece mi pelvis, la ...