1. Mi experiencia de puta callejera


    Fecha: 11/03/2020, Categorías: Transexuales Autor: adrianalucia80, Fuente: SexoSinTabues

    ... lugar solitario ¿Qué dices? Y le respondí “para serte sincera, me gusta la idea… me excita el peligro, le dije” y el responde “me alegra que seas atrevida, busquemos entonces un lugar”. Caminábamos buscando un lugar solitario pero con algo de luz. Juan me seguía manoseando las nalgas, metía su mano por debajo de mi falda y corriendo el hilo de mi tanga, me acariciaba el ano con sus dedos. Estaba tan excitada que no me importaba que algunos hombres que pasaban a nuestro lado se dieran cuenta. Sólo me importaba que Juan me hiciera suya, así que lo dejaba, que me manoseara todo lo que quisiera. Como no me resistía, empezó a presionar con uno de sus dedos la entrada de mi ano, tratando de penétrame mientras caminábamos. Yo le dije “mi amor, si vas a penetrarme con el dedo hazlo con cuidado, no me lastimes con la uña” y así lo hace, empieza a penetrarme con cuidado mientras caminábamos, mi excitación era infinita, nada me importaba. Fue algo increíble, me sentía como una verdadera putica caminando con su cliente impaciente por la calle y desesperado por penetrarme. Me hacía sentir como una verdadera y provocativa mujer. Y aunque al principio me dolió un poco, la excitación mitigaba ese dolor, sólo sentía placer y lo dejé que me lo metiera hasta el fondo, luego lo saca un poco e introduce 2, para jugar con ellos dentro de mí. Me sentía en las nubes, mi morbo se multiplicaba por miles, mientras buscábamos un buen lugar para entregarme por completo a Juan. Estábamos ya en una calle ...
    ... solitaria. Nos detuvimos junto a un poste de luz y le dije “me gustaría que me cogieras aquí” La calle está solitaria y hay luz, me excitaba también el riesgo. Y sacando sus dedos de mi ano me dijo, “¡sácame la verga! Le bajé la cremallera del pantalón y saque su gran falo, tan duro como un palo. Me sentía inmensamente feliz de saber que como mujer podía despertar tanta lujuria en un hombre. Me dice entonces “date vuelta”. Yo sin hacerlo esperar me di media vuelta dándole la espalda y me incliné un poco hacia adelante apoyándome en el poste de luz con mi hombro derecho para liberar mis manos, levanté lo más que podía mi trasero y abrí yo misma mis nalgas para exponerle mi ano y facilitarle la tarea. Juan no me hace esperar y coloca la punta de su falo en la entrada de mi ano y empuja con fuerza. La penetración fue muy brusca y hasta el fondo, haciéndome lanzar un leve quejido de dolor, sentía que se me doblaban las piernas, pero él me rodea la cintura impidiéndolo. Gemía por el dolor, pero a Juan no le importaba, sólo le importaba follarme; Me penetraba hasta el fondo y sin sacarlo completamente me volvía a ensartar, clavándomelo hasta el fondo con mucha fuerza, como si quisiera atravesarme toda, sacándomelo por la boca. Y Juan me daba fuerte nalgadas diciendo “tranquila linda que el dolor se te pasa pronto y lo vas a disfrutar muchísimo” En efecto, poco a poco el dolor se fue disipando mientras el placer y el morbo crecían al infinito. Disfrutaba cada milímetro del enorme ...