los vigilantes y la nenita - Relatos Eróticos

los vigilantes y la nenita

... grande de todas y tambien me desnude de la cintura para abajo, escupi la punta de mi verga varias veces hasta dejarla bien babosa y se la coloque en la entradita de ese chochito dulce, calientico y suavecito pero pense en desistir al ver que mi verga iba a ser muy dificil de meter en ese agujerito cuando mi compañero me dice - Con confianza compadre que ya esa esta estrenada - En serio.!? - Si, andele que no se le ague el guarapo Al escuchar esas palabras fueron como si me empujaran de mi cadera y mi cintura se dejo caer sobre ella y mi pene se dejo ir suavemente dentro de ella, no sin recibir algo de resistencia obviamente, se sentia demasiado apretado, caliente, suave, tierno. Jugoso. - Ah señor angel me duele, ud la tiene mas grande, hagamelo con cuidadito - Si mi amor disculpame. La tome de su cinturita e hice caso omiso a mis palabras, mi verga se hundio mas en ella sin escuchar sus quejidos, lo que deseaba era follarme una cuca y ella estaba disponible en ese momento, me la folle con media verga, apenas 10cm le metia y ella estaba gozando pero en ...

... medio de un dolor que le causaba mi grueso pene en su apretada vagina, mi compañero le daba a comer carne caliente y palpitante. Mis embestidas iban aumentando de intensidad y rudeza pero sin poder meter mas que solo 10cm de mi pene mientras antonio la hacia callar con su verga en la boca. 15 minutos despues mi pene estaba soltando chorros de semen dentro de esa hermosa y tierna vagina mientras como si estuvieramos sincronizados antonio tambien empezo a darle de beber lechita tibia que yo veia como se rodaba por la comisura de su boquita que se abria a lo maximo para poder comercela como una experta. - Buena eh.!? Te lo dije - Si antonio, uff esto es demasiado bueno, te lo tenias bien callado - Jajaja no pense que te fueras animar - Desde ahora pues si. Y yo con ella casi todo los dias aqui y ni sabia, como hacias - En su casa, de noche, en mi puesto, bah uno se las ingenia. - Ya veo. A partir de ese dia mi compañero y yo nos reuniamos a la misma hora para darnos un banquete de nena tierna y sabrosa, y ella se iba a su casa bien llena y nutrida de leche