Una historia con mi madre
Fecha: 19/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... evitar, se lo apoyé a lo largo de su trasero, hermoso y turgente, y me apreté a ella; mamá no dec
-.Cómo deberemos besarnos cuando llegue ese desagradable tipo, empecemos ahora... y además, ante todos, somos novios.
Me ofreció sus labios, y creí desmayarme del susto; al comienzo fue un beso suave, pero cuando ella separó los labios, y mi lengua entró en su ardorosa y perfumada boca, se hicieron apasionados y terminamos jadeando. Sin darme casi cuenta de un posible un rechazo, subí mis manos que estaban en su cintura, y la tomé por los pechos por encima de la bikini; suspiró, y aceptó la caricia. Perdí la noción del tiempo, de la gente que estaban bañándose, de que la mujer que tenía apretada era mi propia madre, que era todo eso una locura, y mi lengua entraba y salía de su boca, nos intercambiábamos la saliva como si fuese una droga de amor, y mis dedos apretujaban sus tetas en una caricia incestuosa y ardiente.
Después, cuando salimos del agua, en silencio, tímida, ella se colgó de mi brazo y nos dirigimos al hotel; nos cambiamos de ropa, sin que comentara lo sucedido, y bajamos a almorzar.Hubo un corto silencio y luego ella me dijo cariñosa y tierna:-.Escucha hijo... esto que sucedió en el mar, me ha gustado más de lo que suponía, y no me arrepiento, pese a que nuestros besos fueron muy... muy poco de madre e hijo... -se sonrió al decirlo: -pero deberemos repetirlo mañana cuando venga ese desgraciado y nos sorprenda...
En realidad, la cosa había sido armada ...
... así: el conserje lo haría pasar, cuando llegara, pero nos avisaría por teléfono de su arribo, y yo estaría con mi madre en posición inequívoca como si nos estuviésemos amando, y permitir que nos viese.Fuimos a mi pedido a bailar a una boite que me habían recomendado por discreta y agradable.
Ella se rió a mi invitación:
-.¡Lo único que faltaría que nos viera algún conocido, yo bailando con mi propio hijo en una confitería...!
Pero aceptó. Se puso una minifalda, y una blusa casi transparente, que dejaba ver su corpiño cubriendo sus hermosos senos. Pedimos unas bebidas, y comenzamos a bailar. Nos olvidamos del parentesco; en una pieza brasileña, yo bailaba con ella quien me daba la espalda y apoyaba su cabeza en mi hombro como esa mañana en la playa, y sentía su trasero, duro y ampuloso apretado contra mi vientre, y mi pene, durísimo, lo acomodé en la hendidura de sus nalgas, y bailamos así abrazados, hasta que le susurré:
-.¡Mamá... dame tu boca...!
Sin decir nada, volvió su rostro y mi boca se adhirió a la suya, que estaba abierta, y besos que nos dimos nada tenían que ver con lo de la mañana, por su ardiente voluptuosidad y pasión.El baile fue algo enloquecedor: me frotaba contra ella, buscando las ocasiones para con los movimientos acomodarle bien mi pene entre sus nalgas, y lo peor o lo mejor para mí, era que mamá gozaba con esto, y proyectaba hacia mi, su trasero, apretándolo contra mi vientre, buscando más intimidad en el roce, mientras tratábamos de besarnos ...