El chico de las galletas (2)
Fecha: 19/03/2020,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Con mi mente revuelta por todo lo que había visto y lo que es peor, no haber intervenido y detener que mi madre saciara su curiosidad. Esos días fueron muy confusos pues no me animaba a decir nada de lo ocurrido pues en casa todo transcurría de lo más normal pero a pesar de tratar de distraerme saliendo con amigas, confieso que el saber que tenían una nueva cita pactada para el jueves del inicio de mis clases en la universidad, algo me impulsaba a estar presente en esa nueva sesión. Esa era mi más grande disyuntiva, dejar que eso siguiera su rumbo o detener todo de una vez por todas.
Así fue que llegó el día señalado, y a pesar de que había asistido los días anteriores a mis clases, ese jueves salí de casa pero no con rumbo a la universidad sino me quedé en el parque esperando. Después de casi 20 minutos, a lo lejos pude ver a la señora Julia dirigirse a mi casa, yo sentado al pie de un árbol me moví para no ser visto. Yo sabía que el muchacho en cuestión no demoraría en aparecer por la urbanización, y lo sabía porque como cualquier otro joven al que se le presenta tremenda oportunidad de satisfacerse con 2 mujeres, no desearía perder ni un sólo minuto.
Casi pasaron cerca de 40 minutos cuando vi al muchacho que llevaba consigo su maletín, que con paso alegre se dirigía a mi casa. Yo me guardé el libro que estaba leyendo mientras esperaba y fui tras el muchacho pero guardando la distancia. Desde la esquina lo observé tocando el timbre de mi casa, al instante salió mi ...
... madre y lo hizo pasar. Vaya, definitivamente se llevaría a cabo otro encuentro para dolor mío.
Decidí esperar unos minutos más para entrar en casa, pues no sabía si estarían en la sala o en otro lugar. Con cuidado me acerqué hasta la puerta y puse el oído, intentando escuchar algo, pero era difícil así que simplemente seguí con el plan, introduje mi llave y muy despacio abrí la puerta. Al entrar, me acomodé en el mismo lugar de la vez anterior pero al asomar la cabeza, me di con la sorpresa que no había nadie, ni siquiera sus ropas. Eso me llevó a pensar que estarían en el cuarto de mis padres. Ingresé tratando que la puerta de la sala no hiciera ruido alguno, desde allí podía escuchar los murmullos y risas que provenían de donde lo imaginé, y a paso lento me acerqué hasta el cuarto, que tenía la puerta cerrada.
Y ahora ¿cómo haría para verlos? Mi mente trabajo rápidamente y la solución estaba ahí nomás. Ese cuarto da hacia el patio posterior al giual que su ventana, y está cubierta por esas cortinas que se abren del medio y que cuando se cierran dejan una pequeña, pero suficiente, abertura. No demoré más y pasé cuidadosamente, y lentamente me acerqué hasta la parte de la abertura. Tal como sospeché, era más que suficiente para observar el cuarto en su totalidad.
Los 3 ya estaban completamente desnudos, el muchacho echado en la cama boca arriba, dejaba que mi madre y la señora Julia, se devoraran su negra verga. Mientras una trabajaba el inmenso glande, la otra jugaba ...