1. Sergio,concubino de mi abuela


    Fecha: 24/09/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Cuando andaba por los 7 años mis padres se separaron, mamá y yo fuimos a vivir con doña Paula , mi abuela materna, y su concubino Sergio,un hombre de 61 años que trabajaba de sereno en una constructora y regresaba a casa alrededor de las 7 am, justo para tomar mi cuidado ya que a las 8 am mi madre y mi abuela salían hacia sus trabajos.
    
    Todas las mañanas , a su regreso,Sergio merendaba con ellas y se daba una larga ducha, después preparaba mi desayuno y me despertaba con un beso antes de irse a su habitación a descansar,a veces yo de puro mimoso terminaba mi desayuno y me metìa en su cama...recuerdo el placer de dormir abrazados, los pelos de su pecho atraían a mi cuerpito y yo me olvidaba del mundo hasta quedarme dormido, me gustaba darle besitos en el cuello y el me acariciaba la espalda, bajaba hasta mi culito y recorría mi rajita lentamente con su grueso dedo medio que me enseño tantas bellas sensaciones...muchas veces yo sentía su pija endurecer al contacto con mi pancita y de a poquito acercaba mi mano hasta que el se hacía el dormido para que yo me atreviese a ...
    ... tocar su hermosa chota.
    
    La reiteración a diario de este cuadro fue otorgándonos tácitos permisos hasta que un día me atreví a llenar mi mano de crema para el cuerpo y cuando lo empecé a masturbar suspiró como contenido y me dijo con voz pausada al oído: "mi nenita, eres tremendamente puta y ya no puedo controlarme...te voy a destrozar ese hermoso culito y te voy a coger por el resto de mi vida"...untó su dedo medio con crema que recogió de su pene y muy de a poquito fue abriendo el camino, con amorosos movimientos circulares que provocaron que mi culito se relajara y buscara mas dureza, pedía con danzantes movimientos ser invadido..me acomodé para estar mas cómodo y se la chupé lenta y apasionadamente hasta que apretó bruscamente mi cabeza contra su verga y me hizo tragar su abundante leche...tragué mucha, pero guardé un poco en mi boca busque la suya y nos besamos hasta terminar de tomar ese riquísimo desayuno.
    
    Le pedí que me coja y me dijo que tenía que descansar un rato, pero mi lengua y mi boquita trabajaron solo 20 minutos para endurecer esos 22 cm de falo. 
«1»