1. ¡Feliz cumpleaños querido amigo!...


    Fecha: 25/03/2020, Categorías: Confesiones Autor: Srita. Sweet Ca, Fuente: CuentoRelatos

    ... obvio que yo le gustaba, siempre lo notaba, con cada gesto, movimiento, manera de mirar y hasta de tocar. Tampoco les diré que me sentí incomoda con él y con aquel grupo de amigos por lo que él me confesaba, sino, todo lo contrario. En ese momento, corrió una sensación de adrenalina y excitación por darle a Sergio su regalo de cumpleaños.
    
    -“¡Ven!, acompáñame al auto!. Prometo que no nos tardaremos”- lo vi dudar por un segundo, pero apenado y todo se levantó. Avisamos al grupo que no tardaríamos que saldríamos a comprar cigarros, nadie dudó y ¿cómo hacerlo? si ante todo ambos nos habíamos comportado hasta ese día como unos fraternos amigos, que ni yo sabía esa condición de “amistad inocente y sin morbo” cambiaría aquella noche.
    
    Llegamos al auto, nos metimos y fui clara al decir–“¡Te voy a dar el placer de probar mis labios y saber lo rico que son!”-lo tomé de la corbata y lo jalé hacía a mí, lo besé con ternura pero también con mucha pasión. El sabor de sus labios me encantaba, su saliva era rica, sí, la verdad es que más que un “favor” o “regalo” estaba siendo aquello un placer divino, no sé cuánto tiempo habría transcurrido desde que subimos al auto pero sabía que más de cinco minutos era casi seguro. Le mordí el labio dos veces, suficientes para que él empezara a pedir más. Me despegue de sus labios carnosos, lo mire fijamente mientras acariciaba su nuca–“¿Te gusto?, ahora prepárate para recibir el mejor sexo oral al menos hasta este momento de tu vida”-comencé a ...
    ... desabotonarle el pantalón y a bajarle el ziper, para poder ser tan grandiosa erección producida de unos ricos y cachondos besos, sabía que tal vez al hacer eso estaría ya rebasando lo “permitido” en una amistad normal, pero tampoco me iba a detener por prejuicios que tal vez ni existían; además, si la amistad se acababa bien habría valido la pena por aquel placer que mis labios estaban experimentando.
    
    Cuando por fin su escultural falo estaba fuera, lo acaricié, me llene la pupila con él y Sergio estaba totalmente sorprendido, jamás opuso resistencia alguna en lo que iba haciendo, solo recuerdo a la perfección su mirada y sus gestos sumamente desconcertados. Le pedí que incline el asiento un poco, para que pudiera disfrutar más. Me acomodé y empecé a hacer eso que tanto me gusta y tanto disfruto, mi saliva era un mar de placer en su pene, subí y bajé las veces que quise, entraba y salía, mi lengua lo acariciaba como el pincel delinea el lienzo, mi mano junto con mi boca de movía al compás. ¿Su mirada? ¡Insuperable!, estaba extasiado de placer. Nunca hubo palabras, sólo gestos, sonrisas, murmullos y gemidos. Sergio estaba siendo plenamente atendido, estaba recibiendo el placer que mis labios provocaban sobre su falo, ese placer tan rico que a cualquier hombre le hace feliz. Después de degustar por un largo rato aquel manjar que mi “amigo” poseía, sentí como con un gemido y con un apretón a mi cuello me avisaba que la gloriosa eyaculación había llegado por fin y qué mejor lugar ...