Estudiante en prácticas
Fecha: 24/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Al comenzar la semana, aún sigo preguntándome cómo pude tener orgasmos tan maravillosos sin que Arturo me penetrara. La "atención personalizada" que me dio provocó que estuviera caliente durante todo el fin de semana. En lugar de salir con mis amigas a comprar y gastar dinero, me la pasé en compañía de mi vibrador.
Hacía bastante tiempo que no lo usaba, pero recordé lo mucho que me costó la versión para usar debajo del agua. En ese momento, lo consideré un sacrificio para mi bolsillo, pero al usarlo el sábado en la tina y el domingo en el jacuzzi, me di cuenta que valió la pena. Habría llamado a Cristian, mi ex pareja, pero mi orgullo fue más fuerte que mi calentura. Aunque solo por un poco.
Por eso me rondaba por la cabeza una idea atrevida y perversa. Daniel, el estudiante que está haciendo su práctica profesional en la oficina, termina mañana el período de trabajo que le exige su instituto. La verdad, no tiene un gran atractivo físico: es delgado, un poco más bajo que yo y no creo que sea muy experimentado, tiene apariencia de dedicarse más a los juegos de video que a las mujeres. Pero es la solución perfecta, porque así no me involucro con nadie de la oficina y además, dudo mucho que él vaya a ser desleal conmigo. Apenas si le he hablado un par de veces, pero se ve que es un muchacho discreto. En otras circunstancias, ni siquiera me daría la molestia de mirarlo, pero quiero sentir una verga de verdad en mi cuerpo y no un pedazo de plástico con pilas, a pesar de ...
... que mi vibrador es mucho más eficiente que algunos hombres que he conocido. El plan es llamarlo segundos antes de que comience el lapso para ir a almorzar. Es una ventaja que no haya un comedor en este edificio, ya que de lo contrario la ausencia sería evidente. Ir a almorzar afuera permite pasar inadvertida y así poder aprovechar la media hora en comer... otro tipo de carne.
Me acerqué a Daniel por la espalda y, simulando que estaba revisando un archivador que estaba a su lado, le susurré no voltees, sólo escucha. Cuando sea la hora del almuerzo, anda al baño de hombres y quédate ahí. Cuando escuches que tocan la puerta, abre. Daniel asintió con la cabeza con disimulo y sin decir palabra. Me fui del lugar y arreglé mi escritorio, dejando todo con llave como es mi costumbre. Al dar la hora para almorzar, fui al baño de mujeres y esperé ahí hasta que todos se hubiesen ido. Salí y miré hacia ambos lados del pasillo. Nadie. Confiada, fui al baño de hombres. Durante el trayecto, sólo escuchaba voces a lo lejos.
Todo marchaba muy bien. Al llegar, golpeé la puerta suavemente. No terminaba mi tercer golpe cuando Daniel abrió. De inmediato, me abalancé sobre él para que nadie tuviera tiempo de verme entrar ahí. Sin dejar de mirarlo a los ojos, cerré la puerta con seguro. El baño era pequeño, pero serviría. Considera esto como tu despedida le dije con mi mejor sonrisa de lujuria. Lo abracé y comencé a besarlo desesperadamente. Él me correspondía poniendo sus manos en mi trasero, ...