1. Ramiro, mi primera vez


    Fecha: 25/09/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hola Quisiera contarles mi propia historia Yo se, lo asumo hoy ya adulto, que tenia una tendencia clara hacia los de mi mismo género. Por eso mismo entiendo que no hubo ninguna traba para que mi iniciador aprovechara la oportunidad. Yo sentía una particular admiración por el marido de una de mis hermanas. En realidad estaba enamorado de él. Ramiro era un hombre joven, robusto, musculoso que jugaba al futbol en un equipo profesional de mi lugar. Me gustaba ver los partidos en los que participaba y sobre todo ir con él a los entrenamientos porque cuando terminaba lo seguía hasta la zona de los vestuarios y lo podía ver cuando se duchaba junto a sus compañeros. Que manera de ver pedazos de todos los colores y tamaños. Creo que Ramiro se dio cuenta de mi inclinación y me permitía algunas “libertades”. Un domingo me llevó con él a un partido que se jugaba en otro pueblo y viajamos en un colectivo. Era un amistoso y tras el partido compartieron algunas cervezas y otras cosas y salimos hacia nuestro pueblo ya de noche. Estábamos a casi doscientos kilómetros. Yo estaba sentado junto a la ventanilla en el último asiento, al fondo, y mi cuñado del lado del pasillo. Ninguno se bañó después del partido por falta de tiempo. Los jugadores venían con el pantaloncito corto como se usaba en los años 60, bien cortitos. Cuando se apagaron las luces dentro del colectivo y ya estábamos en plena ruta, me hice el dormido y me recline sobre el regazo de mi cuñado. Es decir que puse mi cabeza sobre ...
    ... su entrepierna y con mi brazo doblado la mano quedaba sobre el paquete de él. Ramiro me cubrió con una campera liviana y sobre todo tapó mi cabeza. Con el movimiento del colectivo mi mano traviesa tocaba el bulto y despertó al animalito que se desperezó y estiro al máximo poniéndose reduro. Traté de liberarlo, en un gesto audaz mío pero no pude. Entonces sentí que la mano de mi cuñado se metió en la pernera y levantando un poco el trasero, lo sacó por el costado. El pene enorme y los testículos quedaron a mi alcance. Aspiré el olor del sexo transpirado y acaricié los huevos hinchados y peludos. Luego de orientar el pedazo hacia mi boca y colocando la cabezota sobre mis labios, la mano de Ramiro salió de debajo de la campera dejándome hacer. Yo no tenía ninguna experiencia, apenas estaba por cumplir los 10 años pero me dediqué a besar y lamer lo que se me ofrecía. Por casi tres horas acaricié, besé, lamí y me aprendí de memoria el tremendo pedazo. En algún momento las dos manos de Ramiro volvieron bajo la campera. Una sostuvo mi cabeza y la otra llevó el nabo a mi boca y me hizo abrirla. Metió la cabecita en mi boca y bombeo un poco hasta que sentí que por mi garganta pasaban los chorros de semen que con fuerza disparaba el miembro. La sorpresa no me permitió reaccionar y solo me bebí todo. Después el miembro fue poniéndose fláccido y mi cuñado lo guardo en su lugar. Después “me despertó” porque ya llegábamos y nos fuimos a su casa porque era casi la una de la mañana. Cuando ...
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