En el Sex Shop con mi hermana
Fecha: 08/04/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... por el tamaño del pene del actor. Me armé de paciencia y le pregunté por qué se asombraba tanto y me confesó, con mucha timidez, que nunca había visto una herramienta de esas dimensiones ni hecho una cosa así en su más de 20 años de matrimonio puesto que su marido la tenía "muy pequeña" (palabras textuales) y no le gustaba practicar sexo oral debido a que lo consideraba pecado (ambos son muy religiosos). Yo la dije que esas prácticas eran algo normal en todas las parejas y ellas contesto:
Asombrado por una respuesta así, que nunca hubiera imaginado por parte de mi hermana, y armándome de valor, le respondí:
Para seguir la broma eché mano a la bragueta bajando la cremallera del pantalón, pero sin seguir adelante, y ella se llevó nuevamente la mano a la boca abriendo los ojos desmesuradamente de forma fingida.
Yo, sin dejar de sonreír –le dije-:
Para mi sorpresa (nunca lo habría imaginado) mi hermana se acercó y, sin pensárselo dos veces, y mirándome fijamente a los ojos de forma pícara, comenzó a sobarme lentamente el paquete por encima del pantalón. Lentamente fue metiendo la mano dentro del calzoncillo, mientras movía sus caderas de una forma sexy como nunca antes había visto, hasta que consiguió librar mi polla, que estaba en plena erección.
Con mi polla en su mano, y sin dejar de mirarla ni un solo momento, no se atrevía muy bien qué hacer con ella. Después de unos interminables segundos, comenzó a masturbarme lentamente, mirando ambos a la pantalla de tv ...
... para evitar nuestro nerviosismo, pero sintiéndome yo en plena gloria.
Sin tener que repetirlo dos veces, se arrodilló frente a mí y se engulló toda mi polla. Al principio sus movimientos eran un poco torpes, pero rápidamente fue cogiendo el ritmo, ayudada por mis manos posadas en su cabeza.
Cuando estaba a punto de correrme se lo dije pero ella solo aumentó el ritmo. Estaba claro que quería que acabase en su boca. Y así ocurrió, en unos segundos solté un tremendo torrente de leche que inundó toda su boca, sacándosela por no poder tragarlo todo. Un segundo chorro llenó su cara y su frente, mientras ella se relamía felizmente. Y un tercero, su cuello, deslizándose lentamente un espeso y caliente reguero de semen hacia sus tetas sin que ella hiciera nada por detener su recorrido.
Imaginando su calentura, le dije que ahora era su turno, pero ella se asustó, alegando que nunca había engañado a su marido, aunque en su cara se vislumbraba el deseo. Con una mano comencé a tocarla lentamente sus pechos y con la otra su entrepierna, por encima de la ropa. No tardó en empezar a gemir y sin decir nada comenzó a desvestirse rápidamente.
Cuando estuvo totalmente desnuda frente a mí quedé como hipnotizado. No había imaginado que una mujer de 45 años tuviera un cuerpo como ese, ya que siempre llevaba vestido anchos y clásicos que no dejaban entrever su hermosa silueta. Sus pechos redondos y firmes, de mediano tamaño, sus caderas anchas, piernas largas y sin asomo de celulitis y un ...