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Jenny
Fecha: 10/04/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... almohada. Yo me deslizo suavemente entre sus chorreantes labios totalmente hasta que nuestras pelvis se unen fuertemente. Nos quedamos rígidos por un par de segundos y lentamente siento sus nalgas ondular debajo de mí levemente, acomodándose más para sentir la penetración profunda. La interrupción del cuarto familiar a nuestra cama me ayudo a calmar mi calentura. Ahora me sentía más en control y quería clavármela con gusto y calma. Ella así lo anticipaba y abrió los ojos suplicantes y me dice: "Papi... métemelo con ganas... tortúrame de gusto... no dejes que me venga muy rápido... ya de esos tengo bastantes... ahora quiero que me jodas toda..." Se lo empecé a sacar lentamente hasta sólo tener la cabeza entre sus labios... ella temerosa de perderlo todo alza sus nalgas para no perder el contacto. Yo se lo volví a meter despacio y ella me sonrió muy alegre: " Ay... así... así... asíii..." decía despacio sus ojos clavados en los míos. Sus brazos estirados a ambos lados en forma de cruz. Repetí la acción otras veces más y ella movió sus brazos para ponerlos en mis nalgas y guiarme más profundamente en ella. Sus nalgas ondulaban despacio y se movían a encontrar mi penetración de ella. El ritmo aumenta muy lentamente y también sus quejidos combinados con sus palabras de entusiasmo: "Así... métemelo... qué rico... así... " Me bajé un poco sobre su cuerpo depositando parte de mi peso en ella y con mis brazos a su lado para soportarme los extendí hasta acopar y apretar ...
... sus nalgas con mis manos y ayudarle a moverse hacia mí cada vez que se lo metía. Ella hacía el movimiento más fácil cooperando con su culeo. Así podía entrar totalmente dentro de ella y sentir la dura boca de su útero. Sus quejas que parecían dolorosas, eran mi indicación de que le gustaba de esa forma. "Qué bicho tan rico tienes... jódeme... jódeme... jódemeee!... " Su voz era casi sollozante y como si estuviera implorándome. La seguía culeando con más prisa y profundamente. Cada vez que le mordía sus duros pezones un ahogado grito se escapaba de su boca. Le besaba su boca, sus orejas y el área detrás al igual que su sensitivo cuello y me ofrecía la parte de su nuca para que la chupara sin dejar huellas. Ella se retorcía como una fiera debajo de mí... su piel se erizaba toda y los escalofríos la hacían estremecerse toda. Sus muslos estaban a ambos lados de mi cintura con sus talones en mis nalgas aguijoneándome en cada metida. Sus manos alrededor de mi cuello y mis hombros me aprisionaban totalmente permitiendo que sólo nuestro culeo fueran los movimientos permitidos. Ella ya estaba en camino a su descontrolado orgasmo. Sus brazos azotaban a cada rato la cama. Yo me despegaba un poco y ella era un torbellino, moviendo la cabeza de lado a lado. Sus ojos eran dos rendijas y sus dientes apretados me decían que pronto no podría aguantarse más. Ella comenzó a mover sus dobladas piernas a mi lado arriba y abajo permitiendo así culearme con toda la parte baja de su cintura para ...