Aquelarre
Fecha: 13/04/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos
... hizo un gesto de aceptación en silencio.
–Y como muestra de devoción he aquí el presente que te ofrece nuestra congregación. ¡Un hombre virgen!
La verdad, no sé que es lo que más me preocupó en aquel momento. Si aquel surrealista guión de terror de serie B –¿no era evidente para todos el viejo truco de magia para su “sobrenatural” aparición– o el hecho de que conocieran mi condición. ¿Tan evidente resultaba, coño? El caso es que la extraña mujer fijó su atención en mí. Sentí como si su mirada de fuego me atravesará, capaz de ver hasta el más oculto pliegue de mi alma.
–Bien –su voz, al tiempo grave y musical, masculina y femenina, pareció emerger de las profundidades de la Tierra–. Aceptó la ofrenda.
Avanzó hacia mí. Yo permanecí paralizado, aguardándola. Aquella mujer tenía algo; algo morboso y a la vez terrorífico que le confería un incuestionable poder. Sabía que no sería capaz de resistirme a lo que tuviera planeado hacer conmigo.
Sus manos se posaron sobre mi cuerpo como si tomaran posesión de él. Se deslizaron sobre mí, acariciando toda mi anatomía, hasta que ambas convergieron sobre mis genitales, sopesándolos. Abrió sus labios y los posó sobre los míos. Nuestras lenguas se enroscaron –en aquel momento hubiese jurado que la suya poseía dos puntas– y sentí como si absorbiera mi alma a través de su boca. Luego colocó sus manos sobre mis hombros y empujó hacia abajo, haciendo que me arrodillara delante de su entrepierna. Desató el cordón que rodeaba sus ...
... caderas y el sedoso trozo de tela cayó al suelo. ¡Me quedé blanco!
No terminaba de comprender lo que estaba viendo. ¡Aquella criatura poseía los dos sexos! De su entrepierna colgaban un pene y dos testículos, pero tras ellos podía distinguir con claridad una vagina femenina. Polla y coño. ¡Tenía delante a un hermafrodita del Averno! ¡Joder, esto me pasa por no hacer caso a mi madre!
–¡El sexo bífido de la princesa del Infierno! –Proclamó Lilith con entusiasmo–.
Su mano se posó sobre mi cabeza, atrayéndola hacia su pubis. Todo mi ser quería resistirse y salir corriendo, pero mi cuerpo no respondía a las órdenes que le lanzaba. De alguna forma sentía la mente de la criatura dentro de mi cabeza, y me resultaba imposible resistirme a sus deseos. Mi mano agarró su polla y comencé a acariciarla. Mi otra mano elevó sus testículos para que mi lengua pudiera alcanzar su coño. En un instante y sin saber cómo me hallaba masturbando por partida doble a aquél ser, mientras los fervientes creyentes de Satán elevaban plegarias a su señor sin dejar de follar. Pude ver a Lilith y Salomé entrelazadas devorándose el coño la una a la otra.
Cuando el miembro de Belzeba estuvo bien duro y su coño abierto, dilatado y empapado, me levantó del suelo y me llevó hasta el altar, donde me tumbó boca arriba. Sus manos se posaron sobre mis muslos y los abrieron. Se colocó entre ellos y sentí su polla contra la mía. Las restregó entre sí. Luego descendió la suya hasta situarla contra mi ano. ...