Pasadas las doce de la noche...
Fecha: 14/04/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: Iria, Fuente: CuentoRelatos
Fin de Año del 2000, terminan de tocar las campanadas y comienza un nuevo año.
En un local de ambiente se celebra una fiesta multitudinaria.
Cotillón y alcohol a raudales, y buena música; la fiesta está servida.
Y allí estoy yo con mi novio de entonces, y muchos amigos, de los cuales también hay más parejas. Bailamos durante horas terminando todos un poco perjudicados por el alcohol.
Transcurre la noche hasta cerca de las 5 de la madrugada, exhaustos, borrachos algunos, decidimos abandonar la discoteca para ir a desayunar algo antes de llegar cada uno a su domicilio.
Hace mucho frío esa noche, pero no somos conscientes, la fiesta y la juventud de nuestros cuerpos soportan perfectamente todo ello.
Tomamos un chocolate caliente entre charlas y muchas risas, debatiendo quién se ha sobrepasado más con la bebida o quién ha hecho más el payaso bailando entre toda la pandilla.
Algunos ya se han retirado a sus casas, y cuando vamos a irnos, una pareja amiga nuestra nos invita a continuar con el festejo en la suya.
- ¿Por qué no? Esta cerca de donde estamos andando y así no tendremos que coger el automóvil hasta la nuestra.
Franc y Paula son una pareja muy simpática y atractiva.
Son Más jóvenes que yo y mi chico, pero no nos importa, saben pasarlo bien.
Llegamos a su apartamento en pocos minutos andando, es de agradecer, mi cabeza ebria y mis tacones no me hubieran permitido caminar mucho más.
Es pequeño, acogedor y coqueto decorado al estilo ...
... minimalista.
-Que bien un sofá. (Pienso yo).
Mientras cojo asiento agotada y los chicos preparan unos cócteles más.
Paula dice quiere ponerse más cómoda de ropa y aparece con un pijama infantil muy gracioso pero a la vez muy morboso.
Yo me descalzo y me quito las medias. Hace calor por la calefacción.
Seguimos con las risas mientras van cayendo otras dos copas más.
Realmente, creo no podremos llegar hasta nuestra casa que está en la otra punta de la ciudad, ahora ya no, tal y como vamos.
Así que Franc nos proponen quedarnos a dormir.
El único problema es que su apartamento sólo consta de una habitación, la suya, y de un sofá chéster precioso, aunque, no muy cómodo para dormir dos personas.
Los caballeros nos ceden la cama grande a mí y a Paula.
Ellos siguen con lo suyo sentados en el salón.
Paula me presta uno de sus pintorescos pijamas y me lo pongo, (no sería de buena educación quejarme), aunque suelo dormir desnuda.
Me siento como una colegiala y su amiga de instituto en una fiesta pijama. Sólo nos faltan los osos de peluche.
Nos acostamos juntas, pegadas la una a la otra, nos damos la espalda, rozando nuestros culos.
No tenemos mucho sueño así que seguimos con la charla.
Entonces Paula me pregunta como mayor en edad que soy, por mis experiencias sexuales.
A esas horas de la madrugada y en el estado que estoy, no puedo negarme aclarar todas sus dudas.
No podemos parar de reír con mis confesiones, así que de repente entra mi ...