1. Las desventuras de MaryAnn (segunda parte)


    Fecha: 27/09/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    ... chica.
    
    —mira como lo hago. Aprende. En adelante lo harás tú.
    
    La señora pone un cojín a los pies de Sir Lawrence, se arrodilla, separa la bata. Unas escuálidas y huesudas piernas aparecen acompañando un largo e inhiesto miembro viril. Isabelle lo toma con sus manos, lo masajea y lo introduce en su boca deleitándose al lamerlo. El Sr. gime, jadea y da un gritito, otro, otro...
    
    Le leche sale disparada a borbotón por grito, ensuciando el rostro y vestido de Isabelle, que chupa y traga los últimos escupitajos de esperma. Se saca un pañuelo de entre los abultados pechos, se limpia la boca y las gotas que han explotado en su escote. MaryAnn no puede parar de llorar ante lo que le espera. Una seca bofetada cruza su boca y deja de gimotear.
    
    —ya no estás en tu casa arropada en algodones MaryAnn. Ahora eres nuestra esclava. Si vuelvo a verte llorando te daré diez latigazos, entiendes?
    
    Apenas reprimiendo los sollozos, MaryAnn asiente.
    
    —frau Hildegard, lleva a MaryAnn a su cuarto.
    
    —un momento, un momento...
    
    Una joven hace su aparición en la sala. La frau la mira con gesto adusto. Isabelle parece expectante. En cambio el lisiado abre los ojos y comienza otra vez con grititos.
    
    —qué hermosura es esta. A ver...
    
    La nueva posa suavemente el dorso de la mano sobre el hombro de MaryAnn y lo desliza hasta su pezón.
    
    —qué quieres Alanna?
    
    —qué voy a querer madre? Ver a papá. Y mira que cosa más bonita veo.
    
    Sin dejar de acariciar a la avergonzada MaryAnn, se inclina y la besa entre sus pechos.
    
    —no es para ti.
    
    Alanna se incorpora y se encara a Lady Isabelle.
    
    —ah, no. Claro. Así que pretendéis quitarme a papá, no?
    
    Se acerca a su padre que la mira con fruición. Toma su mano y la introduce debajo de su falta, llevándola hacia arriba entre sus piernas. El viejo jadea.
    
    —ya basta Alanna.
    
    La desvergonzada retira la mano y se ríe.
    
    —mamá, no pasa nada. Llevo ropa interior, ja ja ja.
    
    Y sale de la estancia sin cesar de reír.
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