1. Al final me convenció


    Fecha: 23/04/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    A esa edad viajé con mis padres a conocer a mi abuela materna, que vivía en un pueblito rural de la provincia de Chubut, cercano a la cordillera...
    
    Ella tenía entonces 55 años y como enviudó muy joven se había juntado con un granjero adinerado y también viudo, de la zona...
    
    Félix tenía 67 años (aunque su vitalidad lo hacía mas joven)y desde nuestra llegada se mostró amable con mis padres y conmigo se comportaba como si fuese mi abuelo de sangre...era muy cariñoso y demostrativo.
    
    Me adapté de inmediato a la situación y solía jugar conmigo el día entero contándome miles de cosas y paseándome por todo el campo.
    
    Entonces yo tenía una carita delicada...mis piernas eran gorditas y mi cabellera llena de rulitos azabache...
    
    Él era un señor con bastante barriga, semi calvo y con bigote ancho moreno...muy peludo en todo el cuerpo y de 1,75 aproximadamente. Los paseos junto a él eran para mi como estar en una película y de a poco empecé a sentirme magnetizado...estaba atento a todo lo que Félix hacía y decía...
    
    Por las noches después de cenar nos sentábamos en el living a mirar televisión, al cabo de un ratito mis padres saludaban y se iban a dormir al piso superior de la casa y yo me quedaba a solas con "mi abue"...pasados unos minutos de quedarnos a solas por primera vez me sentó en sus piernas y me acarició la espaldita por dentro demi remeritadiciéndome que me quería y que siempre había soñado con tener nietitos...comenzó a darme besitos en la espalda y me recorrió un escalofrío...sentí que debajo de mi colita se endurecía su bulto y me hice el distraído....y entre el juego y la charla me fui acomodando para que su miembro me empuje el centro de mi agujerito...cuando el se dio cuenta de eso empezó a jugar con mis pezoncitos y comencé a perder la cabeza.
    
    nuestras caras cómplices se acercaron y recibí mi primer beso de lengua....hicimos todo silenciosamente y casi sin darme cuenta como tenía su morcillón en mi boca
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