1. Conociendo mi sexualidad I


    Fecha: 25/04/2020, Categorías: Voyerismo Autor: latosita, Fuente: SexoSinTabues

    A mis 13 años era la burla de mis compañeras porque la mayoría ya se habían desarrollado y mostraban curvas interesantes, mientras yo solo tenía unos pequeños brotes en el pecho y decían que eran unos pequeños limones; en mi defensa, apenas atinaba a argumentar que tenía el mejor trasero y las mejores piernas de toda la escuela, pero ellas retomaban sus ataques contra mí por ser gorda, aunque realmente solo estaba (y sigo estando) ligeramente llenita, lo que algunos llaman gordibuena. Desde que tengo memoria, papá y mamá trabajan, mi hermano (2 años menor) y yo pasamos mucho tiempo solos, a veces hacemos cosas juntos, como colaborar en el aseo de la casa, andar en bici, jugar basquetbol, algún juego de mesa o ver Netflix, pero la mayor parte del tiempo está cada quien encerrado en su cuarto haciendo tarea, navegando en internet, chateando o simplemente acostado sin hacer nada. Mi desesperación por querer tener pechos grandes era tanta que podía pasar tardes enteras frente al espejo casi llorando y frotándome, como si eso fuera a ayudar en algo; no recuerdo exactamente cómo sucedió, pero pasé de amasar mi pequeño par de limones a acariciarlos suavemente y a estirar los pezones, pensando que tal vez esa práctica fuera útil en mi búsqueda de llenar decentemente un brasier. Así, con esos tocamientos, fue como descubrí una sensación muy placentera y, poco a poco, fui modificando la forma de tocarme, acariciando, presionando, girando y estirando mis pezones, ocasionando el ...
    ... incremento de temperatura corporal y, lo más extraño (y mucho más rico), un cosquilleo en la entrepierna; por supuesto, seguía deseando tener un gran busto, como mis compañeras, pero comenzaba a sentirme muy a gusto con mi cuerpo. Una tarde, mientras disfrutaba mi sesión frente al espejo, mi mamá entró al cuarto (yo ni imaginaba que estaba en casa) y me sorprendió en plena faena. ¿Qué estás haciendo?, preguntó con cara no sé si de sorpresa o enojo; yo me quedé helada y no pude contestar, pero creo que ni era necesario, porque ella comenzó a hablar de que los placeres del cuerpo son pecado, continuando con un sermón religioso que duró como 15 minutos y del que no quiero ni acordarme; cuando me dio oportunidad de hablar le conté como me sentía por mis pechos pequeños y me soltó otro sermón, ahora entre biológico, social y religioso que no me sirvió para nada, mucho menos ahora por pensar que tendría que dejar mis sesiones frente al espejo para evitar irme al infierno. Para disminuir o ignorar los deseos de tocarme, en las tardes me salía a caminar y frecuentemente encontraba a mi vecina Laura en la puerta de su casa (en frente de la mía) con algún chico (no siempre el mismo), abrazándose y besándose; ella es una chica alta, delgada, rubia, bonita, de muy buen cuerpo, 6 años mayor que yo y acostumbraba a vestir faldas cortas y escotes pronunciados. En una ocasión me senté en la entrada de mi casa y unos minutos después llegó ella, acompañada de un chico, llegaron a la puerta de su casa ...
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