1. El encantador de perras -01-


    Fecha: 25/04/2020, Categorías: Confesiones Autor: Vanilla, Fuente: CuentoRelatos

    Nunca olvidare el día en que todo comenzó. Cuando este don, misteriosamente se manifestó en mí, comenzó una nueva etapa de mi vida, a la cual siempre agradeceré.
    
    Todo comenzó con la noticia de que mi dulce y linda hermana menor, vendría unos días a visitarme. Mi hermana Ruth, la cual no veo hace... cerca de 2 años.
    
    Claro, siempre nos comunicamos por mensajes o llamadas, pero dejamos de vernos cuando el estúpido de su marido intento golpearme, en un intento de mostrarse superior, pero solo termino fuera de mi casa, y con un cardenal en su ojo.
    
    Ruth siempre fue de esas jóvenes a las que les gusta llamar la atención y decide sobrepasarse todos los días... Mi hermana... de alguna manera siempre me había llamado la atención.
    
    En fin, ese fin de semana cuando recogí a mi hermana en el aeropuerto, esta no dejo de hablar ni dos segundos. Apenas y tomaba aire, se notaba emocionada... Y eso me irritaba...
    
    Había olvidado lo chillona y aguda que era su voz, y su manía por hacer gestos con el rostro o las manos cada vez que hablaba... Era... irritante y muy molesto.
    
    En una de esas, ambos estábamos sentados en el sillón, mirando una película, y esta me hablaba sobre... alguna tontería que había hecho su marido. Ya con los dientes rechinando, le grite que se callara y solo prestara atención a la película.
    
    Rápidamente, esta cerró la boca y se dispuso a ver la televisión. La mire con confusión, pero no le hice caso.
    
    -¿Por qué en vez de hablar tanto, no haces unos ...
    ... sándwiches?- hable para mí mismo, aun molesto, pero rápidamente vi como esta se levantaba y caminaba a la cocina. Su expresión seria y su mirada fija me asustaron un poco.
    
    Luego de unos 10 minutos aproximadamente, Ruth volvió con un platón lleno de sándwiches y una cerveza. Coloco todo en la mesa de centro que había frente a mí, y se quedó parada a mi lado.
    
    ¿Sera cosa mía... o Ruth está obedeciendo mis órdenes? Parecía totalmente desorientada y había acatado dos órdenes, una indirecta, pero contaba...
    
    Con un poco de duda, la mire fijo y pronuncie su nombre.
    
    -Ruth pon tu mano en la cintura -ordene claro y alto, sonriendo cuando ella obedeció sin titubear. Hice unas pocas pruebas más, hasta que decidí cruzar ese fino limite, que nos separaba de ser hombre y mujer, la hermandad. -Ruth... quítate el vestido.
    
    Vi a mi hermana obedecer, quitándose lentamente el vestido, dejando al aire un par de tetas, de buen tamaño, con un gran pezón rosadito, y una bombacha turquesa, que dejaba a la vista unos pequeños pelos a sus costados. Me levante y me acerque a ella, tomando uno de sus pechos, viéndola apartarse con miedo y confusión.
    
    -¿Que se supone que haces, Nicholas?
    
    -Ruth, ponte firme y mira al frente, quédate callada y se una buena chica -le ordene con una sonrisa maliciosa, viéndola obedecer, sin mucho más que pueda hacer.
    
    Comencé a tocar y a frotar sus senos... eran de un buen tamaño, casi de la palma de mi mano. Su color tostado, hacia buena combinación con sus ...
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