Amigo del gimnasio
Fecha: 29/04/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Mago21, Fuente: CuentoRelatos
... mejor beso de mi vida. Poco a poco íbamos mejorando. Deje que su lengua juguetease con la mía, mientras sus manos se posaban a ambos lados de mi cara sujetándome el rostro. Yo, mientras tanto, fui bajando mis manos por su pecho, su espalda y su duro culo. Notaba como su poya se iba hacendó mas grande a través de los pantalones al igual que la mía. Con un abrazo lo acerque más a mí para que nuestros miembros se tocasen e hicieran presión. Al hacerlo ambos soltamos un pequeño orgasmo.
Ya no aguantaba más y le quite la camiseta. Tenía unos abdominales bien definidos que empecé a saborear mientras le desabrochaba el pantalón. Los baje de un tirón y su polla liberada me dio en la nariz. Ya estaba mojada de líquido preseminal. Me la empecé a meter en la boca lentamente para saborear cada centímetro. Con cada succión notaba como le temblaban las piernas. Cuando ya se fue acostumbrando me agarro gentilmente del pelo mientras aceleraba el ritmo. A su vez, me saqué mi polla de los pantalones a no aguantar más la presión de tenerla encerrada y empecé a masturbarme. Al verme me hizo tumbarme en el suelo y empezamos un 69. Unos minutos más tarde no pudimos aguantar más y nos corrimos en la boca del otro.
Al incorporarnos nos fundimos en otro pasional beso en el que notamos los restos de nuestros fluidos por ...
... nuestras bocas.
Cuando ya nos recuperamos, alvaro se me quedo mirando sonriendo:
—Quiero probar una cosa más.
Sin que le contestase se dio la vuelta y se puso a cuatro patas. Era la primera vez que iba a follar, pero me sentí seguro al hacerlo con él. Me aproximó lentamente a su ano y empecé a lamerlo para lubricarlo; acto seguido me escupí en la polla y, lentamente, se la fui introduciendo. Estaba muy estrecho y caliente. Vi en su cara gestos de dolor al principio, pero después me iba pidiendo que lo hiciera más deprisa. Empecé a embestirle mientras mis manos recorrieran su pecho, sus pezones duros, sus abdominales, sus fuertes brazos apoyados contra el suelo y su fuerte polla. Le puse una mano en la boca donde escupió y le empecé a masturbar.
Al cabo de un rato le di la vuelta y seguí fallándole mientras nos mirábamos a los ojos y nos fundimos en otro beso. Este tenía más fuerza, más emoción. Notaba como su deseo crecía con cada empuje de mi polla en él. Cuando estuve a punto de correrme intenté salir, pero con sus piernas me lo impidió y me corrí dentro de él, mientras alvaro, al mismo tiempo, también se corría derramando su semen en mi mano su pecho y parte de su rostro.
Los dos acabamos sin aliento, tumbados en el suelo de las duchas del gimnasio, nos miramos sonriendo y nos volvimos a besar.