1. Helena y una mad**gada interminable


    Fecha: 29/04/2020, Categorías: Anal Sexo con Maduras Hardcore, Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Helena y una mad**gada interminableHelena había empezado otra vez a gemir y a gritar fuertemente, señal de que Tuco ya la estaba cogiendo con fuerza como lo había hecho conmigo.Por su parte Tico fue hasta la heladera a servirse una cerveza, luego llegó hasta el sillón y me pegó una fuerte palmada en las nalgas. Me dolió y grité.El bruto olía a alcohol, a sudor, a sucio… un verdadero asco.“Ahhh putita colorada, querías escaparte??... pero si mi verga es mucho más gruesa y dura que la de mi amigo Tuco. La vas a disfrutar mejor en tu culito”.Empecé a temblar, no sabía si de miedo o de calentura. Tenía razón: su verga era mucho más grande que la de su cómplice. Iba a desgarrar mi culo con esa cosa.Yo ya no tenía fuerzas ni para resistirme. Seguía maniatada con los brazos para atrás, la concha me ardía a pesar de estar bien lubricada por la cogida de Tuco y estaba a punto de llorar sabiendo que este otro bruto iba a romperme el culo sin ninguna compasión. Me preparé para lo peor.Tenía la cara enterrada entre los almohadones, ni siquiera me atrevía a levantar la cabeza. Sabía que la visión de mi cola redonda estaba haciendo que el tipo recuperara su erección sin problemas.De repente un grueso dedo penetró brutalmente mi ano, lubricado con algo que parecía ser aceite. La cavernosa voz de mi atacante dijo: “No te asustes, te voy a lubricar bien porque no quiero tener que llevarte a un hospital”. Ahora dos gruesos dedos entraban con facilidad en mi cuerpo, la sensación no era ...
    ... dolorosa…Tuco se incorporó y tomó mis caderas con una de sus manos. La otra guió la cabeza de su verga justo entre mis nalgas, intentando entrar en mi cerrado ano.En apenas tres empujones me la metió casi toda. No podía creer lo fácil que había resultado. Me ardía esa pija adentro, pero la sensación era soportable. Allí se quedó quieto unos instantes, haciendo que mi estrecho canal se acostumbrara.Desde la habitación se podía oír los alaridos de Helena, pero ya no parecían ser de dolor: estaba gritándole a Tico que le diera más fuerte, que no dejara de cogerla, que sentía esa pija dura haciéndola gozar como una perra, más, más y más…Mientras Tuco comenzó a bombear dentro de mi cola. El dolor ahora era soportable, pero la sensación de tener el culo lleno era increíble. Por unos minutos solamente pude oír mis propios gemidos ahogados entre las almohadas y los bufidos de Tuco mientras arremetía una y otra vez contra mi cola.Finalmente sentí que su leche me inundaba, provocándome una sensación placentera. Me la sacó, me volteó boca arriba y se puso a horcajadas sobre mi pecho, tratando de meterme su verga entre mis labios para que se la limpiara.Apenas terminé de chupársela apareció otra vez Tico en el comedor.“Tenías razón, socio, la morocha es una máquina de coger… le rompí el culo y le llené la concha de leche en dos polvos, pero quiere más todavía…”. “Te toca otra vez”.Tuco sonrió, dirigiéndose otra vez a la habitación. Su amigo se sentó a mi lado, tomando suavemente mi cabeza y ...
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