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Serie Rosa (Relato 3)
Fecha: 17/05/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Ana Etxeberria, Fuente: CuentoRelatos
... lesbiana? -Desde que su novio intentó violarla. A él le enviamos a urgencias y a ella la acogimos como una hermana. Ahora mírala. Feliz. Despreocupada. Y con todo el sexo que desea. ¿Te gustaría hacer lo mismo? -Pero yo soy hetero. -Dejemos los ponches para luego. Sigue el movimiento de mi culo. Y vamos que lo siguió. Irene ni siquiera sabía por dónde iba. Solo tenía ojos para ese culazo duro que se contoneaba con estilo. Olga la hizo sentarse en un tresillo junto a una tercera chica desnuda y preciosa; ella a la derecha y Olga a la izquierda. -Olga, te agradezco lo que haces por mí, pero… -Irene no pudo seguir hablando. La chica de la derecha la besó con lengua apasionada. -Hey, ahora yo –pidió Olga. Irene cambió de boca y buscó la lengua de Olga. La tercera chica se arrodilló frente a Irene y fue bajándola la falda y luego las bragas. Como un deseo irresistible, Irene abrió los muslos casi espontáneamente y la lengua de la chica entró hasta las entrañas vaginales. -Uuuuuy, coño… -soltó Irene un respingo de placer. Olga rio satisfecha y empezó a chuparla los lóbulos de las orejas. ...
... ¿Cómo sabía eso? A Irene le encantaban dos cosas: los gatitos y que le chuparan las orejas. Y Olga parecía persistente y muy eficaz. -Madre mía… me muero de placer… mmmmm… -entre los chupetones de Olga en las orejas y los de la chica en el coño, Irene sintió abandonar el cuerpo y alcanzar las mieles celestiales. Los susurros de Olga al oído le decían las cosas más bonitas que había escuchado. Irene se enamoró de ella mientras se corría en la boca de la otra chica. -Ya te puedes ir, Yoli –la despidió Olga. -Mmmmm, eres un amor, Irene –la besó Yoli con carantoña en el mentón incluido. Tanto Olga como Irene la vieron alejarse desnuda y tan linda como una ninfa. -Joder, y yo me estaba perdiendo esto… -Irene alucinaba. -Cuando te corras, me avisas y la saco. -¿Cómo? Pero Olga ya tenía la boca adherida a la vulva de Irene, que pegó un grito placentero. Despatarrada en el sofá, ella misma acabó de desnudarse quitándose la blusa casi a tironazos. La lengua de Olga exploró durante diez minutos y a la tercera corrida, Irene se sintió por primera vez en sus 21 años de vida feliz y dispuesta a todo y por todas.