1. Triple partida (Ángel y Damián)


    Fecha: 25/05/2020, Categorías: Gays Autor: Yudas, Fuente: SexoSinTabues

    ... así que o tomé de la barbilla y comencé a besarlo, y pase mi mano derecha por debajo de su camisa y empecé a acariciarle sus definidos abdominales. Yo: Ya, vámonos. Ya valió madres ¿Okay? Ya, vámonos. Subimos a la camioneta, durante algún tiempo fue algo tedioso el viaje ya que había demasiado tráfico por la gente que buscaba salir de la ciudad por las vacaciones. Después de unos minutos después de pasar la “peor parte” noté que Ángel comenzaba a malhumorarse por el tráfico. Lleve mi mano hacia su pantalón, y comencé a sobar su verga por encima de la tela. Ángel: ¿Aun quieres? ¿Enserio? Yo: Sí. Estoy demasiado caliente ¿Y si me preñas? Usualmente Ángel y yo no nos hablamos así, a menos que estemos demasiado calientes, así nos damos cuenta que necesitamos sexo con urgencia. Ángel: ¿Hasta adentro? Yo: Si, amor. Hazme tuyo Ángel hizo una cara de lujuria levantando solo uno de los lados de sus labios. Guió la camioneta otro tramo más hasta la altura donde había un hotel. Bajamos del auto y caminamos deprisa al interior del hotel. Nos dieron las llaves de la habitación y durante el trayecto de la recepción a la habitación comenzaron los besos, las apretadas de culo y demás. Ángel empezó a besarme el cuello y me susurró al oído: “Te voy a dejar bien preñado, mi amor”. Entramos a la recamara y así como entramos nos tiramos a la cama. Yo rompí los botones de su camisa. Ambos estábamos locos en el momento, las cuatro semanas sin sexo rendían fruto ahora. Apenas me quité el pantalón y ...
    ... los tenis (no me dio oportunidad si quiera de quitarme los protectores de pie que llevaba) me dio la vuelta de golpe y sus labios siguieron un trayecto desde mi nuca hasta mi trasero, donde volvió a hacerme un beso negro, ahora más corto. Ángel se sentó a la altura de la cabecera, y empino su verga que estaba demasiado grande e hinchada. Me levanté de mi posición y me senté sobre su cacho. El placer era mayor al de hacía unos momentos. Comenzó a despeinarme y jalarme ligeramente el cabello, yo por mi parte recibía cada milímetro de su tremenda salchicha. Lo besaba cada vez más y más fuerte, no me di cuenta que le había dejado tres o quizá cuatro chupetones. Yo subía y bajaba mientras mi pene, que rozaba con su abdomen, se ponía duro nuevamente. Ángel: ¿Me quieres dar? Yo: ¿Me dejarías? Ángel: Solo a ti le daría ese honor. Me saqué su pene de mi interior. Lo acosté sobre la cama, comencé a pasar mis labios desde su cuello, después sus pezones, después sus axilas velludas (que me excitan demasiado), después regresaba a sus pectorales y seguí la línea que se le marca por el ejercicio, seguí bajando hasta llegar al que le conozco como “el camino de la felicidad” que es un caminito de vellos que van solo desde su ombligo hasta la parte superior de su pene. Después de eso me metí su polla a la boca, y comencé a succionar como yo creo que nunca lo había echo. Ángel: Para, amor. Que debo meterte mi leche hasta el fondo. Deje de hacerle el oral, lo puse en cuatro sobre la cama aún, y ...