Mi abuelo y sultan
Fecha: 27/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Vivíamos junto a mis padres y mi hermana menor en las afueras de un campo en el interior de la República argentina , una chacra de mi abuelo, retirada del pueblo, la actividad de la siembra y la cosecha era ardua para todos, pero la productividad y el crecimiento de esa chacra era el orgullo de mi abuelo " Pepe" quien con sus casi sesenta años conservaba la fuerza y la vitalidad de un hombre de cuarenta, alto corpulento , bronceado solo delataba su edad una melena de cabellos grises , mis padres eran los encargados del manejo del campo y su peonada mientras que mi abuelo se dedicaba a la administración, pero acostumbrado al trabajo duro, recorría a caballo toda la chacra supervisando que todo funcione como corresponde, siempre lo hacia acompañado de su perro sultán ,un mastín negro enorme y robusto como mi abuelo que a su paso corría a cuanto animal se le cruzara cuidando el paso de mi abuelo y su caballo . La jornada comenzaba al despuntar el sol y terminaba con las primeras horas del ocaso, yo solo veía a mis padres por la noche y durante el día con mis trece años realizaba las tareas de la casa y cuidaba a mi hermanita de once encargándome de llevarla a la escuela y regresar al mediodía junto con ella y disponer de toda la tarde para las actividades y claro también para jugar. No teníamos vecinos a varias leguas así que mucha vida social no teníamos. Ya el verano se acercaba y descansar de las cabalgatas hasta la escuela seria un alivio. Las vacaciones llegaron y con ...
... ellas el calor y también la época de apareamiento de los animales, donde comencé a descubrir cosas sumamente excitantes y desconocidas. A la madrugada del domingo con las primeras luces del día, los relinchos de los caballos me despertaron, corrí hacia la ventana y lo que pude ver me dejo petrificada. el caballo de mi abuelo intentaba montar a nuestra yegua. el espectáculo era la apoteosis del climax, mientras el alazán del abuelo la arrinconaba contra las maderas del corral la yegua levantaba su cola y empujaba a su macho en una especie de danza erótica, el relinchaba y corcoveaba, hasta que levanto sus patas delanteras y se apoyo sobre la espalda de Ada, así se llamaba la yegua, y ahí vi lo que nunca me imagine ,del caballo salia un pedazo de apéndice mas largo y grueso que la pierna de mi hermanita, intuí que era su miembro y quede embelesada viendo ese enorme pedazo de carne, brillante y chorrreante que intentaba perforar a mi yegua, instintivamente lleve mi mano a mi vagina que notaba húmeda e inquieta, comencé a acariciarla y recorrerla con desesperación, las cosquillas y el placer nublaban mi razón, hasta que en un certero balanceo del caballo introdujo toda esa lanza en las entrañas de la yegua que relinchaba, imagine de dolor y de placer, esos breves momentos de mete y saca fueron increíbles, hasta que el caballo bajo de la yegua con su tripa flácida y chorreando, no aguante más e introduje mis dedos hasta el fondo de mi conchita provocándome un grito y un dolor agudo y ...