Violeta, yo y su ginecologo...y la enfermera
Fecha: 28/05/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: concepto, Fuente: RelatosEróticos
Normalmente no acompaño a Violeta, así se llama mi chica, al ginecólogo,
pero aquella vez me pidió que fuera, así que la acompañé.
Llegamos allí y al poco rato hicieron pasar a Violeta a la consulta, yo me
quede esperándola leyendo una revista. Pasados unos cinco minutos, la
enfermera me dijo que pasara a la consulta, el doctor me quería preguntar
algo. Pasé y me encontré al doctor y a Violeta sentados a los lados de una
mesa, yo me senté en una silla que quedaba libre. El ginecólogo tendría
unos 35 años era alto y se notaba que se cuidaba el cuerpo, era un hombre
atractivo.
Nada más sentarme el doctor me dijo que Violeta le había contado que
últimamente notaba una sensación rara cuando la penetraba y ella se
preguntaba si era posible que fuera porque yo tengo la poya bastante
gorda.
El doctor creía que eso seguramente no fuera así pero quería examinarnos a
los dos. Le dijo a Violeta que se desnudara de cintura para abajo y se
tumbara en la silla ginecológica, Violeta lo hizo aunque yo notaba una
expresión rara en su cara, una cierta sonrisa picara.
Al lado de la silla ginecológica había un pequeño taburete donde se sentó
el médico, nada más sentarse entre las piernas de Violeta, miró a la
enfermera, una chica de unos veinte años, bajita morena de pelo pero con
la piel muy pálida y unas tetas bastante grandes, que estaba en un lado de
la consulta preparando el instrumental y le pidió otro taburete y me ...
... dijo
que me sentara yo allí.
Estábamos los dos sentados entre las piernas de Violeta, mirando su coño
recién rasurado, yo oía su respiración un poco entrecortada, yo pensé que
parecía estar excitada, pero lo más seguro seria que estuviera
tensa por la situación. Aunque al mirar su coño ví entre sus labios que
estaba un poco húmeda.
Allí estábamos el ginecólogo y yo frente al coño de Violeta, yo
preguntándome si realmente estaba excitada como parecía, y la enfermera
trajo un carrito con el instrumental. El ginecólogo me dijo que estaba
casi seguro que esa sensación rara era psicológica porque por muy gorda
que tuviera la poya, seguro que cabria perfectamente y para demostrármelo
cogió un especulo, se lo metió a Violeta por el coño y lo abrió. Violeta
aspiro como si se asustara, yo le pregunté si estaba bien, y en un susurro
me dijo que muy bien.
El ginecólogo dijo que podía ser un problema de lubricación. Aunque veía
que Violeta se humedecía con bastante facilidad, era evidente, su coño
empezaba a gotear.
De todas maneras, dijo, quería hacer un experimento, así que se puso
vaselina en uno de sus dedos y empezó a frotar suavemente el
clítoris de Violeta, ella, al instante empezó a respirar más rápido y note
como se le contraían los músculos de las piernas. Yo la mire a la cara,
ella tenia el cuello muy rojo, eso es una señal de que estaba muy excitada
y los pezones se le notaban durísimos a través de la camisa.
El ...