-
Conocerte
Fecha: 31/05/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: JulioG, Fuente: CuentoRelatos
Después de disfrutar de una exquisita cena vamos de camino a tu casa. Durante la cena la complicidad ha ido en aumento. Las miradas, los gestos, las insinuaciones... las risas. Eso, sobre todo. Tu sonrisa es fascinante. Verte reír y escucharte reír.... Y tus ojos. Son preciosos. Son intensos y tu mirada me transmite tu pasión contenida. El vino también ayudó a perder el pudor y la timidez. Los besos en el coche ya hacen prever la noche de pasión que se avecina. Han sido besos profundos. Largos y húmedos. Ávidos de placer. Sensuales. Excitantes. Acompañados de caricias suaves al principio e intensas y directas después. Muy directas. Llegué a acariciar tus pechos y pezones, y tú mi polla. Y si no llega a ser porque vimos gente en el parking habríamos seguido allí mismo. La pasión ya estaba desatada y era imparable. Es la primera vez que nos vemos. Nos conocemos. Creo que bastante. Pero no en persona directamente. Conocemos casi todos nuestros gustos. Sabíamos cómo éramos. Nos habíamos visto, pero no en persona. Sabíamos el uno del otro por los mails intercambiados. Sabíamos mucho de nosotros. Nos conocíamos más de lo que pensábamos. Las conversaciones eran abiertas. Sin pudor. Claras. Directas. Hubo complicidad casi desde el principio. Y curiosidad. Preguntas. Respuestas. Excitación. Morbo. Mucho morbo. Con fuerte carga sexual. Y compenetración. Provocación. Nos provocábamos la excitación el uno al otro. Entramos en un bucle imparable de saber más. De conocer ...
... nuestros gustos. Sobre todo, sexuales. Nos incitábamos. Nuestras fantasías eran placenteras. Excitantes y lujuriosas. Hasta que al final ya necesitábamos que fueran reales. Todas las caricias que nos dábamos a través de nuestras frases, de nuestras palabras. El placer que nos otorgábamos, necesitábamos hacerlo realidad. Y llego ese día. Por fin todo ese anhelo y esa ansiedad se estaban cumpliendo. Cuando llegamos a tu casa y aparcamos las caricias vuelven a aparecer. Con más intensidad. Desbordadas de pasión. Con desesperación. -Vamos dentro de tu casa - te pido. Entramos casi atropelladamente. Cerramos dando un portazo, y te aprisiono contra la pared. Nos besamos con intensidad entrelazando nuestras lenguas, en tu boca y en mi boca. Voy desabrochando tu camisa de seda negra casi con torpeza, debido a los nervios. Ya no me hace falta mirarte por tu pronunciado escote. Toda la velada no hice más que fijarme a través de aquellos dos botones desabrochados que me dejaban ver el nacimiento de tus senos y ver el borde de tu sostén. Dejo caer tu camisa y apareces radiante ante mí. Llevas un sostén negro de encaje con detalles en color rosa pálido. Estas preciosas. Acaricio tus pechos por encima del encaje. Tiro de ellos con los dientes. Les paso la punta de la lengua. Los noto duros, erectos. Me entretengo con ellos besándolos, ahora retirando un poco la tela que los cubre. Tú me vas desabrochando el cinturón con rapidez. Noto deslizarse la cremallera y a continuación una mano ...