1. Mi cuñadita.


    Fecha: 04/06/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Enseñando a mi cuñadita de 11. tengo 29 años, soy alto, cuerpo atlético y algo de bien parecido, mi esposa Irene, tiene 24 años, un hermano de 15 años y una hermanita. Anita de 11 años, que está bastante desarrollada para su edad, con unas nalgas muy grandes redondas y abultadas, unas tetitas ya empezando a formarse, paraditas y con una carita de ángel, aunque de ángel tiene muy poco. Por lo regular Irene y yo, teníamos que vernos en casa de sus papas ya que trabajan todo el día y llegan ya en la noche, su hermano siempre se la pasa en su cuarto con los videojuegos y Anita casi siempre está en la sala viendo televisión, mi esposa desde aquel entonces trabaja durante todo el día y yo teniendo un horario más corto empecé a llegar más temprano a su casa. Al llegar casi siempre me iba a ver tv al comedor para así no interferir con Anita que se la pasa viendo caricaturas y aunque a veces duraba una hora o mas esperando casi nunca nos cruzábamos, cada quien permanecía en su lugar, cierto día, después de un rato, me levanté para ir al auto por unos papeles del trabajo, cuando antes de llegar a las escaleras que dividen el comedor de la sala volteé hacia donde estaba ella y me quedé congelado por lo que ví, ahí estaba ella recostada en uno de los muebles, con las piernas semiabiertas, tenía la falda del uniforme escolar recorrida hasta su cadera y como si estuviera sola se tocaba suavemente su panochita mientras mantenía los ojos casi cerrados y la cara con muecas de placer, la ...
    ... imagen me llegó de golpe igual que la erección, se me puso tan dura que me dolía por los jeans que apretujaban, me quedé quieto viéndola, por momentos aceleraba el movimiento de su mano y se retorcía, que placer se daba y apenas tenía ocho años, pasaron cerca de 5 minutos, aceleró mas la mano y terminó con un gemido apagado, se acomodó la falda y continuó viendo tv, yo, estaba calientísimo por lo que acababa de ver, nunca me imaginé una niña de manera sexual, pero ahí había cambiado todo eso, la verga me temblaba y tuve que ir al baño a jalármela hasta terminar de una forma tal que las rodillas me traicionaban. Desde ese día empecé a ir diario a su casa, quería verla, tocarse, de que era capaz y empecé a desarrollar un enorme deseo por cogérmela y así aplacar esa calentura que se veía llevaba por dentro. Así a cada rato me levantaba y silenciosamente me asomaba hacia donde ella siempre estaba y varias veces la espié sin que se diera cuenta, cada vez se tocaba con mas desesperación, cada dia parecía que en vez de calmarse solo se ponía más caliente y yo también, cómo no iba a estarlo con ese espectáculo, con una panochita tan tierna y cerradita, la quinta vez que la ví masturbándose fue mas allá, se levantó la blusa y se empezó a tocar las tetas, que apenas tenía, desde donde estaba solo la veía de lado, pero se veían bien paradas, con unos pezones duros, en un momento se empezó a chupar un dedo, después lo llevaba hasta su teta, se daba talloncitos y lo volvía a llevar a su boca ...
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