1. MENTES PERVERSAS


    Fecha: 02/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Su nombre era Santiago, tenía 17 años y era el último año que estudiaba en el colegio, al que con Bruno, mi loco compañero de clases, acabábamos de empezar. Este muchacho, Santiago, de bucles perfectos, casi dorado y ojos verdes, se había convertido en nuestro principal objetivo. Bruno no solo era mi compañero, era amigo, hermano, éramos almas gemelas. Ya el primer día de clases nos entendimos, apenas nos vimos y comprendimos que seríamos lo mejor de ese inmundo colegio. Bruno era rubio de ojos castaños, alto, esbelto, aniñado y de aspecto andrógino. Ambos estábamos locos, en el peor sentido de la palabra y, ese grado de locura nos atrajo como imanes. Nuestras miradas se encontraron y se unieron para siempre. Yo me sentía en la gloria por haber encontrado a alguien con quien pudiera compartir mis más oscuros pensamientos, porque sabía que él me entendería como nadie y me guiaría a la perfección de mis objetivos. El timbre había sonado y con mi nuevo amigo, nos dirigimos al patio donde la horda de inadaptados se juntaba. No vimos a nadie que nos interesara entre los más adultos, los de quinto año, no veríamos a nadie menor. Fuimos al baño, él orinaba mientras yo le hablaba bajo. —Pensé que eras hombre —le dije. —Callate, no la tenes más grande que yo. —Cierto, pero por lo menos tengo algo de vello púbico. —Empate. En ese momento entró Santiago, tenía los auriculares puestos, sin darle importancia a nada. No fue a los orinales, fue al cuarto de baño y cerró la puerta. Con Bruno ...
    ... nos miramos y reímos, lo habíamos encontrado. Eran tres divisiones, él se había metido en la del medio, yo me metí en el de la derecha y Bruno en el de la izquierda. Pisamos los inodoros y nos asomamos para ver al muchacho. Tenía el pene en la mano y orinaba con fuerza. —Eso es un pene —dijo Bruno. El muchacho nos vio por debajo y se enrojeció de vergüenza y rabia. —¿Qué mierda están haciendo? —Solo miramos, ¿por qué no orinaste afuera? —Que les importa. —¿Sos tímido, cómo te llamas? —Dejenme en paz, váyanse! —Santiago, lo tenes escrito en la muñeca —dije. —Es más grande que la de mi hermano —dijo Bruno. —Y cuántos años tiene tu hermano?, Bruno… —20. Y Santiago la tiene más grande y peluda, hay que rasurarlo, así le crece más. Santiago no decía nada, estaba incrédulo, ya había terminado de orinar y no se guardaba el pene, que se le había puesto duro como un fierro. No sabía si estaba soñando o qué, y cuando volvió en sí, se dio cuenta de la erección y se lo cubrió rápidamente. —Sos gay, Santiago lo sabíamos —dije. —Cerra la boca. —Te vamos a secuestrar, disfruta tus últimos días de libertad —dijo Bruno. Santiago estaba furioso, iba a golpearnos, pero se contuvo y salió enseguida. Lo que había dicho Bruno era cierto. Bruno y su hermano solían ir a una casa alejada de la ciudad, otra propiedad de sus padres, cuando necesitaban estar a solas para tener sexo. Tenían relaciones sexuales desde hacía años, y no fue su hermano mayor quien abusó de él, como suele suceder. Bruno me lo ...
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