Madres sacrificadas 2: Romina se convierte en la puta de su sobrino
Fecha: 12/06/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... bolsas de la compra, se encontró con que no había electricidad en la casa. Pensó que seguramente pronto volvería, pero recordó que hacía tres meses no pagaba la boleta de electricidad. Cocinó a la luz de las velas y mientras veía a sus hijos devorar la comida hasta vaciar los platos, fue a encerrarse al baño para llorar.
Entonces se le ocurrió convertirse en prostituta.
La idea le daba asco, pero por sus hijos haría cualquier cosa. Muchas veces meditó seriamente sobre el tema, pensaba que podía atender a los clientes en su propia casa, o quizá iría a hoteles, tal como ofrecían en los avisos que veía en internet. Pero eso le parecía peligroso, sería mejor citar a los tipos en su propia casa. Investigó sobre el tema y se enteró que la mayoría de las putas cobraban entre ochocientos y mil pesos la hora. Le pareció un buen precio para entregarle su cuerpo a un desconocido; pensó que con un cliente por día podría vivir relativamente bien. No dudaba de que su cuerpo le daba para ser puta, no conocía hombre que no la desease, su cara pecosa le daba un aire de inocencia que a muchos enternecía, y sus tetas grandes despertaban lujuria en quien desviara la mirada hacia ellas.
Pero cada vez que estaba a punto de publicar un aviso, algo la detenía. Debe haber otra forma, se decía. Sin embargo seguía mandando curriculums a todas partes y nadie la llamaba, y la venta de tortas iba de mal en peor, y ya ni siquiera tenía dinero suficiente para comprar los insumos.
Entonces ...
... recordó a su sobrino. Casi todos sus parientes vivían en Salta, y los pocos a los que tenía cerca eran bastante pobres. Pero se había enterado que a su sobrino Javier le había ido bien en la vida. No sabía a qué se dedicaba, pero la última vez que lo vio, hace unos años, en un cumpleaños, apareció con un Audi cero kilómetro.
En realidad no lo conocía muy bien. El padre de Romina no se llevaba muy bien con su hermano mayor, o sea el abuelo de Javier. Se había cruzado con su sobrino en contadas ocasiones a lo largo de los años, y sólo en un par de ocasiones conversaron largo y tendido. Además no le caía del todo bien. El hombre, que ahora tendría veintisiete años, era extremadamente amable y educado, pero había algo de siniestro en él. Le daba la impresión de que era un manipulador y que todo lo que hacía y decía era para, de alguna manera, obtener un beneficio.
Pero en definitiva era la última opción que le quedaba, de lo contrario, se convertiría en prostituta.
Se comunicó con su sobrino Javier vía Facebook y arreglaron un encuentro. Él no se mostró curioso cuando Romina le pidió reunirse algún día en que él estuviese libre. Para su alivio la citó el sábado por la tarde, la invitó a tomar unos mates y a charlar de lo que ella quisiera.
Romina llegó después de casi tres horas de viaje en colectivo y tren. Javier vivía en un imponente chalet en el barrio de Núñez. Salió a recibirla con un abrazo. Era un hombre joven, con barba abundante, y unos ojos marrones que parecían ...