Me enloqueció un pendejo
Fecha: 23/06/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
El otro día salí a cenar con dos amigas argentinas, en un resto bistro de la zona de Palermo, un lugar muy cálido con unas luces amarillas mortecinas muy invitantes para la noche. Mientras cenábamos una de mis amigos me dijo si me había dado cuenta de la forma cómo un apuesto jovencito con un arete en una de sus orejas me estaba mirando. Ella me dijo que desde que comenzamos a cenar el no dejaba de observarme. Para salir de la duda, tratando que no se diera cuenta giré mi cabeza y lo observé, me quedé atónita, a lo cual el me extendió una sonrisa, cosa que yo le agradecí con un guiño de mis ojos. Terminamos de cenar, y al salir mis dos amigas se iban juntas ya que vivían para el mismo lado y yo les dije que iba a tomar un taxi. Eran ya las once y media de una fría noche, y mientras esperaba ese bendito taxi, repentinamente se detuvo a mi lado un hermoso auto negro conducido por el hombre que toda la noche me estuvo observando. Me invitó a subir. Yo casi sin dudarlo accedí a ello. Me preguntó para donde iba, le dije que a mi hotel y que mi marido me estaba esperando, a lo cual me respondió sabes que te estuve observando toda la noche fantaseándome con vos. Mi interior temblaba de emoción, y creo que casi inconcientemente le dije que sí. No se que te esta pasando Viviana me dije, más tarde lo comprendería. Me dijo que el vivía muy cerca y me invitaba a conocer su departamento. Subimos hasta el piso veinte, de un enorme y hermoso edificio, desde donde se podía ver el la ...
... inmensidad del cielo y del río de la plata. Me dí cuenta que me había calentado con un pendejo con mucha plata. Inmediatamente puso una invitante música acompañada de dos copitas de champagne. No tenía ni idea de la hora, pero lo cierto era que ese hombre me atraía muchísimo y quería estar con él, ya no me importaba la espera de mi marido. De forma casi sorpresiva me tomó de la cintura por detrás, abrazándome fuertemente lo cual me hizo sentir sobre mi cola su miembro ya bastante abultado y durito. Comenzó a apoyarse cada vez más, a llevarme hacia él, sus brazos acariciaban mis pechos mientras me besaba y chuponeaba mi cuello. Yo por mi parte busqué su boca, para introducir mi lengua y besarlo con intensidad mayúscula. Nos besamos muy apasionadamente largo rato, con un juego de manos por parte de ambos increíble, tratando de explorar nuestros calientes cuerpos. Fue así que terminamos en su cama, yo con mi cabeza mirando por una gran ventan a un cielo azul. Poco a poco nos fuimos desnudando, mientras continuábamos besándonos como en una película. Me senté sobre sus muslos y rápidamente me penetró por mi concha, estaba tan mojada que entró deliciosamente. Repentinamente sonó mi celular, y en medio de esos momentos con mezcla de felicidad, calentura, besos, caricias y gemidos de placer contesté. Lo único que le dije a mi esposo entre gemidos de extremo placer dado que Gustavo mi hombrecito de 30 años (yo de 45 años) continuaba lamiéndome la concha y metiéndome sus dedos dentro en mi ...