Fiebre sexual - Relatos Eróticos

Fiebre sexual

... me temblaban.

Abrí los ojos y lo miré apoyándome en un codo.

La vergüenza me dio de lleno. Era verdad lo que había sospechado, que tarde o temprano mi comportamiento liberal, sería conocido. Pero ahora no se trataba de una persona ajena, era el jefe de proyectos de mi marido, y quién sabe quienes más sabía lo puta que soy. Era una realidad, no debía de estar enojada ni de complicarme la vida; si mi esposo me quería así de golfa, y de paso podía ayudarle, ¿para qué pensar en ese rollo?...

Carlos buscó mi mano.

Lo besé en los labios... mientras que buscaba su pene.