1. Mi profesora de literatura


    Fecha: 25/06/2020, Categorías: Confesiones Autor: Urawan, Fuente: CuentoRelatos

    ... su mirada llena de lujuria, me sonrió, me beso y abrazó fuertemente.
    
    Así empezó nuestra despedida. Rápidamente la estancia se lleno de olores de sexo que se mezclaron con los del incienso.
    
    Nos fuimos despojando poco a poco nuestras ropas ya desnudos ella se me monto como siempre lo hacía. Solía decirme que ese era su único problema con su esposo a él no le gustaba que le monte a mí mucho.
    
    De pronto me ofrece sus pechos y me dice que se los mame que están cargados de leche – su segundo hijo todavía lacta – están cargados de leche vacíame y los mamé como si fuese su hijo pero también su amante. Me gusto mucho ingerir su leche materna que daba a su hijo, espesa, dulce. Vacié sus pechos de leche y los llené de lujuria.
    
    Pensé que la conocía como una mujer caliente, ardorosa que me había entregado todo su fuego erótico pero no era así ahora Cecilia estaba maximizada. Nunca la había sentido tan caliente, desproporcionada en su actuar.
    
    Hicimos al amor muchas veces ella bien sabía que me reponía rápidamente para una nueva cometida pero en una vez que ella estaba encima mío incrustada mi miembro en su conchita le acaricie su rico trasero y recordé todas las veces que le había pedido que me lo de y las veces que me lo había negado así que en un arrebato de deseo hice que me desmonte la puse como si fuese una perra. Hice que abra sus nalgas. Vi su rosa lista a ser ocupada. Me acomodé detrás de ella, puse la punta de mi miembro en su trasero y traté de introducírselo. No ...
    ... pude estaba herméticamente sellado. No me impidió como en otras ocasiones lo había hecho pese a que empuje y empuje no pude hacerlo.
    
    Ella me dijo:
    
    -No así papito. Así me duele mucho. Espera tienes que preparar el camino. Besa mi trasero, lámelo. Lubrícame primero. Lo hice sin esperar. La excite del modo como a ella le gusta.
    
    Ya no podía contenerme. Su trasero estaba listo para invadirlo.
    
    Me dio un tubo de aceite lubricante que lo tenía cerca. Hizo que ponga mucho de él en la puerta de su trasero y un poco en mi miembro.
    
    Empuje y empuje. Sentí que unos anillos aprisionaban mi miembro. Saqué y metí sin piedad no pensé si le gustaba o no. Yo ya estaba liado a su cuerpo su espalda pagada a mi pecho. Una mano estimulaba su clítoris la otra recorría sus senos luego sodomizarla y sodomizarla regué su interior con mi leche.
    
    Triunfo, éxito, conquista.
    
    El trasero de mi profesora de literatura había sido mío. Todo mío.
    
    Cecilia al sentir mi joven miembro en su trasero. Ella dijo más de un ¡Ayyy! de dolor y placer, sus ojos se llenaron de lágrimas. Incrustó sus uñas en mis brazos y me los hizo sangrar. Sus ojos pedían compasión pero también me decían que pero no me detenga. Le estaba gustando mi acción. Ya me había dado la mejor parte de su cuerpo; luego completaría su entrega.
    
    Ya satisfecho me desmonte de ella pero hice lo que le gustaba lamer los fluidos salientes de ella. Eso le gusto mucho se olvido de lo que había dado y tuvo más de un orgasmo.
    
    Linda ...
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