Haciendo una nueva amiga
Fecha: 28/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Nadie123, Fuente: CuentoRelatos
Hoy les contaré la vez que, por trabajo, tuve que ir a la costa.
Alquile una habitación en un pequeño pero lindo hotel, a la orilla del mar. Llegue a este lugar un miércoles en la mañana, después de registrarme en el hotel me metí de lleno en el trabajo hasta el viernes tarde en la noche, el día del sábado comenzó muy tranquilo, leyendo sobre el lugar me di cuenta que había una playa nudista muy cerca y decidí ir a ver qué tal.
En la playa había poca gente, pero eso sí, habían prácticamente de todas las edades, formas y tamaños...
Puse mis cosas a un lado un poco apartado de la gente, me desnudé y tomé el sol por unos minutos, luego entre al mar, al cabo de un rato una chica se me acercó, era delgada, un par de años menor que yo y un poco más baja, de pechos pequeños y nalgas respingadas. Mientras yo flotaba en el inmenso mar, ella me saludó y empezó a preguntarme sobre mis nipples piercings, que si me dolieron, que cuánto me costaron, que si me causaban molestias... Ya frente a frente con ella y con el agua al ombligo conteste a sus preguntas, y moviendo y estrujando mis tetas le mostré que no me dolía o incomodaba de ningún modo, con una mirada pícara pregunto si podía tocarlas para ver mejor el piercing, naturalmente, esbozando una sonrisa, le dije que podía tocar todo lo que quisiera. De inmediato se puso manos a la obra, tocando, apretando, acercó tanto su cara a mis pechos que podía sentir su aliento caliente contra ellos e incluso, cuando se irguió, su ...
... nariz rozó uno de mis pezones erectos.
Me dijo que me había visto flotar y que ella nunca había aprendido y yo, como soy muy buena persona, me ofrecí a enseñarle en ese mismo instante, ella entusiasmada acepto. Con una mano en su espalda y otra en su culo le pedí que se dejara caer, que se relajara, que pusiera su cabeza hacia atrás y abriera las piernas, mientras la mano en su trasero se dedicó a recorrerlo, a apretarlo y a abrirlo un poco, de allí fue a su vientre y a sus muslos, subiendo y bajando, acercándose más y más a su pubis para después subir sin previo aviso a los pequeños y redondos pechos de mi nueva amiga, pellizque sus pezones a lo que ella respondió con un pequeño gemido y cerrando los ojos, ahí fue cuando decidí, ahora sí, meter mis dedos entre sus labios vaginales, recorrer ese coñito y poner su clítoris entre mis dos dedos para después apretar, soltar, apretar un poco más, detenerme y volver a empezar, mientras tanto mi boca no se quedaba quieta, estaba entretenida en chupar y morder esas ricas tetas, al cabo de unos minutos me dijo que ella también quería tocar, nos fuimos hacia la playa y al parecer estaba un poco más vacía que antes, aun así había un tipo maduro que nos miraba con insistencia, fuimos por nuestras cosas y tratamos de encontrar un lugar más distante en donde no hubiera nadie; casi lo encontramos y digo casi porque el hombre maduro nos había seguido, aunque guardaba su distancia pudimos ver que su verga estaba totalmente dura y la tocaba ...