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El invitado
Fecha: 07/07/2020, Categorías: Lesbianas Autor: Eroslifewoman, Fuente: CuentoRelatos
... acompañé acariciando mi pierna derecha, suavemente, despacio. Ella cerró los ojos mientras notaba mi piel y se inclinó un poco más hacía mí hasta sentarse en el borde de la cama frente a mí. Escuchaba los suspiros de excitación de su esposo. Y los de ella también aunque mucho más apagados. Solté su mano y ella continuaba sola acariciando mi pierna derecha pero sólo por el exterior. Como si tuviese miedo a descubrir cosas más íntimas. De vez en cuando intercambiaba alguna mirada con su pareja a modo de “mira lo que estoy haciendo” pero también esquivaba las miradas de el síntoma claro de que se sentía confusa por su mezcla de excitación y vergüenza. Yo decidí, de nuevo, acompañar con mi mano la de ella para intentar que sus caricias rozaran poco a poco mi polla. Mientras con mi otra mano acariciaba su melena rubia. Al principio le costó un poco acariciar más allá pero en vista de que mi acompañamiento manual llevaba otra dirección cedió sonriendo levemente. Esto hacía que le temblase un poco la mano pero no cedí y cada caricia se acercaba más y más a la punta de mi polla mojada. Conseguí dos o tres veces que pasara su mano sobre mi polla acariciándola, notándola dura como una piedra e impregnando sus dedos con un poco de líquido preseminal. Solté su mano. Ella acarició ya sola mi rabo dos o tres veces más. Se me pasó por la cabeza aprovechar que tenía los ojos cerrados para acercar mi polla y ponérsela delante de los labios pero recordé el consejo de ...
... suavidad y tranquilidad así que no lo hice. Me senté en el borde de la cama…junto a ella. Dejé de acariciar su pelo y ella abrió los ojos como diciendo… ”por qué paras ahora que íbamos tan bien”. Decidí dar yo el paso y acerqué mi rostro al suyo y mis labios besaron su mejilla. Ella temblaba. Besé su mejilla suavemente, fui recorriendo con mis besos su cara bajando hacia su cuello. Ella ya no temblaba tanto. Volvió a cerrar los ojos. Inclinaba la cabeza para permitir mis besos y se cogió el pelo para echarlo hacia el lado contrario a mis besos. Mientras seguía besándola con mi mano comencé de nuevo a acariciar su pelo. Me paré y acerque mi boca a su oído para susurrarle. -Tranquila. No va a pasar nada que no desees. Ella suspiró fuertemente una vez y asintió con la cabeza. En ese momento ya nos habíamos olvidado que su marido estaba allí delante, observando y seguramente masturbándose. Regresé a su cuello con mis labios pero esta vez estaba dispuesto a hacerla ceder. Quería que se echara totalmente sobre la cama así que poco a poco fui presionándola para que ella fuese la que tomase la iniciativa de estirarse. Como suponía… cedió y enseguida se estiró sobre la cama permitiéndome a mi ponerme sobre ella. Estaba estirada sobre la cama con las piernas abiertas y flexionadas. Con boca besaba su cuello, bajando casi hasta el final de sus hombros pero sin decidirme aún a llegar más abajo… no era el momento. Son puertas que deben ir abriéndose ...