-
deliciosa experiencia con mi padre
Fecha: 08/07/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Desde niño me gustaban mis compañeritos, a veces los veía con deseo y muchas veces me veían como un amigo. Mucho sufrí por discriminación pues la inclusión no era la característica de mi escuela. Más de alguna vez intenté besar a alguno de mis amigos y aunque yo veía que les gustaba, me rechazaban luego del primer intento. Regresaba a casa cada día y me encontraba con mi madre que bien sabía lo que me pasaba aunque no se lo contara, la intuición femenina siempre funciona más allá de lo que imaginamos. Al llegar mi padre de trabajar mi madre le contaba cómo me sentía y él con toda la comprensión me abrazaba y me pedía que le contara los rechazos constantes que sufría. Yo me sentía muy contento en sus brazos y me sentía comprendido. El me acariciaba la espalda y los hombros, me agitaba la cabeza y jugábamos. Yo tenía mi peluche, era un perro dálmata que me encantaba y que lo llevaba comigo cuando por las tardes caía en los brazos de mi padre. Así pasaron los 6 y 7 años hasta llegar a los 12 poco antes de la pubertad. Mi interés por el sexo se iba despertando y a veces preguntaba cosas a papá. En la escuela escuchaba términos que no conocía como "jálatela" "hacer una paja", "mámamela" y no sabía a qué se refería y preguntaba eso a papá quien sin escandalizarse me explicaba. Yo acostumbraba bañarme sin cerrar la puerta del baño y entraba sin previo aviso mamá o papá, todo era normal. Llegó por aquellos días, a mi salón un alumno nuevo, era un niño fuera de serie, pues su rostro ...
... adolescente tenía un atractivo no definido pues lo femenino y lo masculino se mezclaban en la belleza de un rostro de facciones delicadas. Su cuerpo era armónico y sus movimientos seguros. Su voz melodiosa y firme. Era un varoncito delicado y hermoso. Un día de esos, caluroso lleno de sol, luego de haberlo preparado por un buen tiempo a un amigo de porte precioso y de haber alimentado la esperanza de por fin tener un amigo que fuera algo más. le dije que me gustaba. No me atreví a pedirle que fuera mi novio así que sólo le dije que me gustaba, Mi atrevimiento llegó a sus oídos como una fatal ofensa y me rechazó de tal modo que el sol se oscureció y la vergüenza me cundió por todo el cuerpo. El piso se movía y me sentía desnudo ante todos aunque nadie se había percatado del incidente. Llegué a casa deshecho. Mi madre al ver mi rostro adivinó pero con tanto cuidado me recibió y me preguntó que sentí una luz que iluminaba en medio de aquella oscuridad. Ella esperó a que llegara mi padre para que él escuchara mi grave situación. Ese día mi padre tardó más de lo debido y mi madre me pidió que me bañara pues el sudor del día y el porvo mantenían mi piel pegajosa. Yo no tenía ganas de nada, sentía que no merecía siquiera la limpieza de mi cuerpo. Más a fuerzas que de ganas me desnudé como de costumbre en mi cuarto y pasé al baño chorreando el desánimo. Abrí el agua de la ducha y la temple a mi agrado cuando llegó mi padre también cansado y sudoroso con deseos de tomar un buen baño. ...